Octubre ha sido el mes más sangriento para las tropas estadounidenses en Afganistán desde el principio de la guerra en noviembre del 2001, dijeron ayer funcionarios del Pentágono.

La muerte de ocho soldados en varios ataques ayer llevó el total de bajas de este mes a 53, dos más que el anterior récord, en agosto de este mismo año, según las autoridades.

A pocas semanas de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales afganas, varios soldados resultaron heridos también en "múltiples ataques (con bomba)", un día después de que 11 militares estadounidenses murieran en diversos incidentes al estrellarse los helicópteros en los que viajaban.

El aumento de la violencia se produce en momentos en que el presidente Barack Obama evalúa si enviar o no más soldados a Afganistán para combatir a la insurgencia talibana, que se encuentra en su nivel más fuerte desde noviembre del 2001, cuando la invasión liderada por Washington derrocó al régimen fundamentalista.

Los esfuerzos dirigidos por Estados Unidos para estabilizar el país se han visto aún más enmarañados por semanas de tensión política tras las elecciones presidenciales, socavadas por un fraude generalizado en favor del presidente afgano, Hamid Karzai, lo que forzó a una segunda ronda para el 7 de noviembre.