Los actuales gobernantes palestino e israelí estrecharon ayer su mano en su primera reunión cara a cara, un encuentro convocado por el presidente Barack Obama que pese a los gestos y los llamados a la acción no pudo destrabar el proceso de paz ni superar las diferencias más urgentes.

En un momento de profundo simbolismo pero de escasas perspectivas de resultados inmediatos, Obama logró sentar a una misma mesa al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y al presidente palestino, Mahmud Abbas, en esta primera reunión tripartita y la primera también entre el líder árabe e israelí.

"Dicho simplemente, es tiempo ya de hablar de comenzar negociaciones", dijo Obama al inicio de la reunión en un hotel de Nueva York, en palabras que reflejaron la frustración de la Casa Blanca con la creciente brecha entre ambas partes pese a los renovados esfuerzos de su gobierno por lograr un acuerdo.

Netanyahu y Abbas ingresaron y salieron del encuentro con posiciones irreductibles.