El alcance de los daños provocados por el sismo, el mayor en la historia de Japón, sigue sin conocerse con exactitud, pero el Gobierno ya ha advertido que se trata de la peor crisis en el país tras la II Guerra Mundial.

Pese a ello, los mercados financieros empezaron a operar con normalidad, tal y como anunció ayer el Gobierno al término de una reunión para evaluar las consecuencias económicas del sismo de 9 grados en la escala Richter, seguido de un devastador tsunami.

Para garantizar la estabilidad financiera tras el desastre, el Banco de Japón (BOJ) inyectará en el mercado una "gran cantidad" de liquidez, según adelantó el gobernador del emisor nipón, Masaaki Shirakawa.

Además, aseguró que el BOJ hará todo lo posible para garantizar que los cortes en el suministro de electricidad que también ya comenzaron no afecten al funcionamiento de los sistemas financieros, según la agencia local Kyodo.

La evolución de los mercados también será seguida de cerca por el Gobierno, que se ha comprometido a su vez a tomar medidas contra la especulación y a trabajar con el BOJ para afrontar el impacto financiero del sismo de forma coordinada.

Más allá del desastre humano, la semana se anuncia complicada por las interrupciones de energía programadas en la zona metropolitana de Tokio y otras provincias aledañas, que podrían afectar en algunos lugares al suministro de agua.

El primer ministro japonés, Naoto Kan, pidió ayer a las grandes empresas del país que limiten en la medida de lo posible el uso de electricidad, en un llamamiento al ahorro de energía que también se ha extendido entre los ciudadanos.

Ante la interrupción del transporte y los problemas de logística provocados por el terremoto, muchos de los grandes grupos industriales japoneses han optado por reducir o detener temporalmente su producción en el archipiélago.

Los tres principales fabricantes nipones de automóviles, Toyota, Nissan y Honda, mantienen hoy paralizada la producción en todas sus plantas de Japón, al no poder asegurarse el suministro de las piezas.La industria del motor es un peso pesado en el músculo exportador nipón, que tiene también parte de su fuerza en sectores como el electrónico y tecnológico.

Japón cayó recientemente al tercer puesto de la economía mundial tras ser superado por China, pero durante más de cuarenta años se mantuvo en el segundo, solo por detrás de EEUU, gracias a su poderosa industria.

En los últimos años, su antaño brillante economía se ha visto lastrada por una persistente deflación, un yen muy fuerte frente a tras divisas fuertes, una deuda pública de en torno al 200 por ciento, y las perspectivas de un preocupante envejecimiento de la población.