La Justicia brasileña condenó ayer a 23 policías a 156 años de prisión por su responsabilidad en el asesinato de 111 internos en el complejo penitenciario de Carandirú de Sao Paulo, la peor matanza carcelaria de Brasil, ocurrida en 1992.
Los 23 agentes condenados ayer asesinaron a tiros a trece presos que estaban en sus celdas y en los pasillos del pabellón nueve del complejo, donde se organizó un motín que desencadenó la sangrienta represión policial, en la que participaron 330 agentes. El proceso se ha dividido en cuatro etapas debido al gran número de acusados.