Hoy se cumple un siglo desde que el francés Louis Blériot lograra cruzar por vez primera con éxito el Canal de la Mancha a bordo del Blériot XI, que ha sido restaurado para la exposición inaugurada ayer en París en honor a la hazaña.
Las investigaciones, las innovaciones técnicas y tecnológicas asociadas al piloto francés son el tema principal de la muestra que hasta el próximo 18 de octubre organiza el museo de Arts et Métiers, que desde octubre de 1909 posee el monoplaza que permitió realizar la gesta.
Objetos originales ligados a la travesía y a la aventura industrial de Louis Blériot (1872-1936), junto a imágenes y a películas de la época, componen la exhibición, además de un simulador de vuelo financiado por el consorcio europeo EADS, según indicó la directora de comunicación del museo, Marie-Läetitia Bucchini.
Louis Blériot logró cubrir los 38 kilómetros que separan Inglaterra del continente europeo, en respuesta al reto lanzado por el diario británico Daily Mail, que prometía un premio de 1.000 libras esterlinas a quien lograra atravesarlo.
Con 37 años, edad que tenía cuando realizó esta travesía entre Calais (Francia) y Dover (Gran Bretaña) en 37 minutos, Blériot, ingeniero de profesión, ya había hecho fortuna gracias a su empresa de faros para automóviles, lo que le permitió financiar sus investigaciones aeronáuticas.
Combinó su actitud aventurera con la prudencia que demostraba como hombre de negocios, lo que hizo de él "una figura singular de la época", distinto de sus contemporáneos pioneros de la aviación, apuntó. "Su travesía del Canal de la Mancha marcó el punto de partida de la industrialización de la aviación", afirma la organización en el catálogo de la exposición.
El monoplaza, concebido por él mismo, puede ser observado en la muestra al estar suspendido bajo la bóveda de la iglesia del museo de Arts et Métiers, donde se aprecia la dificultad que entrañaba la travesía, debido a lo rudimentario y a la fragilidad del aparato, de 300 kilos de peso y apenas 8,5 metros de largo.
La estructura del Blériot XI, de acero y de madera, se completa con unas alas curvadas, fabricadas en tela y recubiertas de caucho, para cuyo diseño se cree que pidió ayuda al ingeniero francés Gustave Eiffel, además de la hélice, compuesta de dos palas.
Creado para la ocasión, un simulador de vuelo del avión, uno de los "más importantes atractivos" de la exhibición, señaló la organización, "permite observar y poner a prueba las características técnicas y las condiciones principales de pilotaje original", así como revivir la experiencia del piloto francés desde los mandos".
La celebraciones del centenario de la exitosa travesía se extienden a la localidad de Cambrais (norte), ciudad natal de Louis Blériot, donde se han organizado diversas exposiciones y conferencias para conmemorar la epopeya de uno de sus vecinos más ilustres.

