Miles de egipcios inspirados en la reciente revuelta tunecina, desafiaron ayer la prohibición del Gobierno y continuaron con las marchas que exigen la renuncia del presidente Hosni Mubarak, en el poder desde hace casi 30 años, en una protesta que ya suma cuatro muertos. En los sindicatos de periodistas y de abogados, cerca de los tribunales, donde se produjeron las principales protestas ayer, la policía intentó sofocar la revuelta con palos y gases lacrimógenos. En la revuelta, cuya referencia es la tunecina "Revolución del Jazmín", que hace pocos días hizo huir al depuesto mandatario Zine el Abidine Ben Ali, muchos de los que participan son jóvenes cesantes, a los cuales sus certificados de estudios superiores les sirven de poco y desean forzar una salida similar para Mubarak.

Los empleos medianamente pagados suelen ser inaccesibles incluso para quienes poseen educación superior.