Marie Collins, una de los miembros originales de la Comisión Para la Tutela de Menores (CPTM) creada por el papa Francisco para hacerle llegar recomendaciones en la prevención de abusos sexuales en la Iglesia, renunció a su función a través de una carta en la que expresó su frustración por la ‘falta de cooperación‘ del resto de la Curia y en la que reconoció ‘el deseo genuino‘ del Pontífice de luchar contra la pedofilia.

‘Desde el comienzo de la Comisión, en marzo de 2014, me impresioné con la dedicación de mis colegas y el deseo genuino del papa Francisco de asistencia en tratar con los temas de abuso sexual clerical‘, aseveró Collins, víctima de abusos sexuales en su Irlanda natal, en la carta que envió al Pontífice y al cardenal Presidente de la CPTM, Sean O’Malley el 9 de febrero, para hacer efectiva su renuncia desde ayer.

‘Creo que el establecimiento de la comisión, la incorporación de expertos externos para ayudar en lo que fuera necesario para hacer más seguros a los menores fue algo sincero‘, recordó la miembro irlandesa de la Comisión que Francisco creó en 2014, originalmente con 17 miembros, entre ellos el argentino Rubén Yañez.

‘De todas formas, más allá de la aprobación por el Santo Padre de las recomendaciones, hubo constantes reveses. Se debieron directamente a la resistencia de algunos miembros de la Curia vaticana al trabajo de la Comisión. La falta de cooperación, particularmente de los dicasterios más involucrados en los casos de abusos, fue vergonzosa‘, lamentó en su misiva de renuncia, que ya fue aceptada por el Obispo de Roma.

La renuncia de Collins suma a la polémica que ya había generado una decisión del propio Francisco días atrás, cuando redujo discretamente las sanciones a un puñado de curas pederastas, aplicando su visión de una Iglesia misericordiosa a los autores de uno de los delitos más graves en el clero, algo que cuestionan las víctimas y los propios asesores pontificios.

‘La solicitud de cooperación en una cuestión fundamental de trabajo de la Comisión en lo que se refiere a la protección también fue rechazada‘, agregó luego, en lo que definió como ‘la última gota‘, también por obstrucciones desde la Congregación que dirige el cardenal crítico del papa Francisco Gerhard Muller, y que es el Dicasterio encargado de juzgar a los curas acusados de abusos.
En la carta, Collins argumentó su decisión en la ‘frustración por la falta de compromiso con la Comisión de otras oficinas de la Curia romana‘.