El papa Francisco participó ayer del Vía Crucis en el Coliseo romano, donde las meditaciones que encargó al cardenal Gualtiero Bassetti visualizaron el drama de los refugiados, los perseguidos por su fe, los niños esclavos y la situación de las familias en dificultades.
Numerosas personas asistieron a la recreación de la vía dolorosa de Jesucristo en el escenario tradicional romano, donde las autoridades reforzaron las medidas de seguridad ante los atentados terroristas recientes en Bélgica. El Papa siguió desde la colina del Palatino las meditaciones que escribió el cardenal Bassetti, arzobispo de Perugia, y que llevaron por lema ‘Dios es Misericordia‘, a tono con el año jubilar convocado por el pontífice.
La cruz fue llevada en la primera estación por el cardenal Agostino Vallini, vicario del Papa para la diócesis de Roma, y luego por personas y familias procedentes de Siria, China y países latinoamericanos como Paraguay, Ecuador, México y Bolivia.
En la primera estación se reflexionó sobre la exclusión, la pérdida de bienes y seguridad ante situaciones externas a la espiritualidad y la fe. La tercera estación se dedicó al sufrimiento del hombre, por lo que se meditó sobre los campos de exterminio, el trabajo infantil esclavo y los millones de refugiados que huyen de las guerras y la persecución de los grupos terroristas.
Al presidir el Vía Crucis, Francisco identificó en el crucifico a ‘los ministros infieles que, en vez de despojarse de sus propias ambiciones, despojan incluso a los inocentes de su propia dignidad‘, en alusión a los sacerdotes que abusan de menores.
Antes del Vía Crucis, el papa Francisco rezó en la tarde ‘por la misericordia, opuesta a la venganza‘, durante la misa que presidió en la Basílica de San Pedro (Vaticano) para conmemorar la Pasión del Señor. El Pontífice había comenzado la ceremonia totalmente tumbado en el suelo, con la cara sobre un almohadón, postrado como señal de adoración a la Cruz.
‘Es la hora de darnos cuenta que lo opuesto de la misericordia no es la Justicia, sino la venganza‘, afirmó durante el sermón de la misa el predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa, encargado de las prédicas de Pascua en la capilla papal de Santa Marta durante todo el mes. ‘Hay una sola cosa que puede salvar realmente el mundo: la misericordia‘, afirmó Cantalamessa ante la atenta mirada del Papa, que se unió al pedido de rezo ‘por la misericordia, opuesta a la venganza‘. ‘Este año de la misericordia es la oportunidad de oro para sacar a la luz la verdadera imagen del Dios bíblico‘, aseguró el fraile capuchino. DyN y Télam