Honduras celebra hoy las controvertidas elecciones convocadas por el gobierno de facto, en un marco de alta conflictividad, con llamados a los votantes a la concurrencia masiva a las urnas por parte del régimen y a la abstención por parte de la resistencia, denuncias sobre falta de transparencia y boicot, calles militarizadas y el anuncio de no reconocimiento del proceso de la mayoría de los países de la región.
El Frente Nacional de Resistencia en Honduras, opuesto al régimen de facto, y principal sostenedor de la restitución del mandatario depuesto, Manuel Zelaya, reiteró ayer su convocatoria a los ciudadanos a sumarse al "toque de queda" popular para que hoy la mayor cantidad de votantes se quede en sus casas y no vaya a votar. Miembros del movimiento pidieron desconocer los comicios al considerarlos fraudulentos y "un juego del golpismo que abona la debilidad política y la inestabilidad nacional". Los dirigentes del Frente aconsejaron a los hondureños "quedarse en casa haciendo un asadito" y advirtieron que "no hay condiciones para salir a la calle a votar este domingo".
La abstención es una de las cartas que jugará Zelaya, refugiado en la embajada de Brasil desde hace dos meses, para impugnar los comicios e insistir con su restitución, una de las condiciones del acuerdo Tegucigalpa-San José, propiciado por el presidente de Costa Rica, Oscar Arias, rechazada por el gobierno de facto en todo el proceso de mediación desde el golpe del 28 de junio.
En la norteña ciudad de San Pedro Sula, las organizaciones del Frente convocaron a una marcha para hoy para expresar el repudio a los comicios. En tanto, los voceros del régimen y los medios de difusión que apoyan el golpe, mantenían ayer una intensa campaña para lograr la afluencia de los votantes a las urnas, con lo que el gobernante de facto, Roberto Michelleti, espera lograr el reconocimiento de la comunidad internacional al resultado de los comicios.