Mucho se ha escrito y teorizado acerca de un conflicto a gran escala que involucre a las grandes potencias mundiales, libros, series de televisión, documentales e incluso películas -algunas muy taquilleras- han ocupado un espacio central en la agenda global en varias etapas de la humanidad luego del final de la Segunda Guerra Mundial.
Términos como Guerra Fría, Crisis de los Misiles, Guerra del Golfo, etc., entre otros tantos conflictos en el mundo, han puesto sobre el tapete una y otra vez un conflicto a gran escala. Hoy según expertos en relaciones internacionales y dada la coyuntura actual, ésta podría configurar un escenario inestable que derive en un enfrentamiento global sin precedentes.
De producirse, esta guerra involucraría a la mayoría de las grandes potencias y tendría consecuencias más catastróficas que las guerras mundiales anteriores debido a los posibles efectos globales de una guerra nuclear y el consiguiente uso de armas de destrucción masiva.

Hace unos días apareció una publicación que a partir de un análisis realizado con modelos de Inteligencia Artificial, creyó localizar a las ocho ciudades que podrían ser los primeros blancos en un conflicto de estas características. Todas las urbes elegidas por esta herramienta, tan de moda en la actualidad, son centros de poder político, económico y/o militar y su caída representaría un golpe estratégico y simbólico para el resto del planeta: Washington D. C., Nueva York, Londres, París, Moscú, Pekín, Seúl y Tel Aviv. No resulta casual la elección ya que son éstas las capitales de países con arsenales nucleares y, de concretarse, derivaría en una inmediata reacción en cadena, al igual que la que se produce en el núcleo de las bombas atómicas. De producirse, superaría a todos los conflictos que haya conocido la humanidad hasta ahora, derivando en una devastación medioambiental y pérdidas de vidas incalculables. Tanta sería la destrucción que algunos teóricos sostiene que sería como para devolver a la humanidad a la Edad de Piedra.
Pero más allá de las simulaciones es muy importante que la población se mantenga informada y reclame a sus gobernantes actitudes responsables que fortalezcan los mecanismos de diplomacia para evitar que un conflicto de estas dimensiones estalle. Hoy las rivalidades entre las grandes potencias siguen siendo un factor de riesgo, lo cual requiere de una cultura de tolerancia, negociación y cooperación. Organismos multilaterales, como la ONU agudizan día tras día, sus métodos de negociación y conciliación para evitar que éstos países y por consiguiente el resto del planeta, se conviertan en escenario de una tragedia global de dimensiones incalculables y sin retorno.

