En un hecho tan inusual como revelador, los asistentes del líder norcoreano Kim Jong-un fueron filmados limpiando meticulosamente cada objeto que el dictador había tocado durante su reunión con Vladimir Putin en Beijing. El encuentro se realizó en el marco de la conmemoración del 80° aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial.Las imágenes, difundidas por el periodista ruso Alexander Yunashev en su canal de Telegram, muestran a dos asistentes de Kim descontaminando el respaldo de su silla, retirando su vaso personal y repasando cuidadosamente los apoyabrazos de madera. El objetivo: eliminar cualquier rastro de ADN que pudiera haber quedado tras el paso del líder norcoreano.Este comportamiento extremo se suma a una larga lista de medidas de seguridad del régimen de Pyongyang, obsesionado con la confidencialidad y la protección personal de su líder. “Después de las negociaciones, el personal destruyó cuidadosamente todos los rastros de la presencia de Kim”, informó Yunashev.

No está claro si la descontaminación forense fue motivada por temor a la inteligencia rusa o china, pero se sabe que otros líderes también toman precauciones similares. Por ejemplo, el propio Putin ha sido protagonista de episodios de recolección de desechos corporales en el exterior desde 2017, para evitar que gobiernos extranjeros accedan a información médica delicada.

Durante una visita a Francia en 2019, el mandatario ruso fue acompañado al baño por seis miembros de su séquito, uno de los cuales salió con un maletín sellado. Se presume que contenía residuos corporales del presidente.

Un encuentro con fuertes implicancias geopolíticas

El encuentro en Beijing entre Kim, Putin y el presidente chino Xi Jinping fue el primero entre los tres líderes desde la Guerra Fría. La reunión sirvió para consolidar la “alianza autocrática” que preocupa a la Unión Europea y a Occidente.

Kim aprovechó la ocasión para reforzar su apoyo a Rusia en la guerra contra Ucrania. Según Corea del Sur, Pyongyang habría enviado hasta 15.000 soldados para asistir a Moscú, con bajas que oscilarían entre 600 y 2.000.

“Si hay algo que puedo o debo hacer por usted y el pueblo ruso, lo considero mi deber como una obligación fraternal”, le dijo Kim a Putin en la lujosa Casa de Huéspedes Estatal Diaoyutai. El presidente ruso respondió con elogios hacia las fuerzas especiales norcoreanas, a las que calificó de “valientes y heroicas”.

Ambos países mantienen un tratado de defensa mutua firmado en 2024 y enfrentan sanciones internacionales: Rusia por su invasión a Ucrania y Corea del Norte por su programa nuclear. Para muchos analistas, este acercamiento busca consolidar un “Eje de Agitación” que desafía directamente a la OTAN y al orden occidental.

La limpieza post-reunión de Kim Jong-un no solo fue un gesto simbólico de su obsesión por el control, sino también un reflejo del momento histórico que se vive en el tablero de la geopolítica global, donde cada detalle —incluso una huella de ADN— tiene un peso político.