La intriga alcanza a los jinetes y se reparte por todo el público. Es que nunca se sabe de antemano cómo va a terminar. Una payada mientras el caballo espera furioso en el palenque, suena una campana, el jinete mueve el rebenque y el caballo empieza a encorvarse. De ahí en más todo es cuestión de 12 segundos. Pero la violencia con que se mueve el caballo y la rapidez con la que el jinete le pega, hacen que ese tiempo se haga eterno. Mientras tanto, la platea mira con atención, sin despegar la vista de la monta. Por fin, pasan los 12 segundos, suena otra campanada y todo vuelve a la normalidad. Así fueron las montas exitosas que se vieron en el Festival de Doma y Folclore Cuyano, que se vivió en el predio Gaucho José Dolores, en Rawson, hasta la madrugada de ayer.
Sergio Flores es uno de los jinetes que montaron. Dice que antes de empezar se concentra sólo en lo que tiene que hacer. "No mirás a los otros, no mirás al público, ni al que está montando", cuenta. Y su actitud es similar a la del resto de los jinetes. Todos se ven serios y con los ojos fijos, antes de salir a dar su espectáculo.
Mientras están en el palenque, algunos de los animales son tranquilos, esperan inmóviles. Otros, en cambio, se ven desesperados. Se alejan del palo lo más que pueden, estiran las piernas y tiran con fuerza tratando de soltarse. Da la sensación de que apenas suba, el jinete va a ser despedido por el animal.
Así se veía el caballo del jinete Juan Tapia antes de que empezara su monta. Pero el hombre se subió al animal con determinación. Cuando el payador se quedó callado y sonó la campana, el jinete le dio el primer rebencazo al caballo. Tapia tenía los dientes apretados y la boca abierta. Estaba haciendo fuerza para mantenerse montado. Mientras, el animal se doblaba, se encorvaba y se movía con la intención de deshacerse de él. La monta se hizo larga y emocionante, hasta que sonó la campana de los 12 segundos. En ese momento, llegaron los dos apadrinadores y tomaron uno de cada lado al jinete para bajarlo del caballo. Daba la sensación de que Juan estaba ensañado, de que no quería dejar el animal, pero por fin lo sacaron y la monta resultó ser un éxito.
