De los doce integrantes del comité golpista que intentó derrocar a Mijaíl Gorbachov, uno se suicidó al fracasar la asonada, seis fallecieron de muerte natural y cinco siguen activos en altos cargos del sector privado y estatal de Rusia. El golpe lo organizó personalmente el jefe del KGB, Vladímir Kriuchkov. El resto de golpistas se sumaron cuando el plan ya estaba muy avanzado. El único conspirador que no pudo soportar la vergüenza del fallido golpe fue el ministro del Interior, Borís Pugo, quien se pegó un tiro el 22 de agosto de 1991 en su domicilio para evitar la ignominia de la detención.
