Si hay algo que conmueve en cada postal de la copa de Campeones es el auténtico amor por la camiseta que todos los actores que son parte de ella renuevan domingo tras domingo. Ese orgullo, esa emoción por ver los colores de su club mezclado con los mejores de todo el mapa provincial, fueron encontrando espacio y 5 décadas después de su nacimiento, el torneo ya creció, duplicó sus participantes e integró a casi todo San Juan tierra adentro. Pero hay una historia. Una que merece ser contada…

En noviembre de 1965 las comunicaciones iban a tomar otro perfil para DIARIO DE CUYO. Interesado por hacer trascender la actividad fuera del casco céntrico sanjuanino y sabiendo que el deporte era y es motor de muchas iniciativas en cada rincón de la provincia, el entonces director del diario, Don Francisco Montes, encomendó especialmente a la Sección Deportes la creación, organización y difusión de un campeonato que reuniera a todos. Tito Torres, jefe de Deportes de ese momento, lanzó la convocatoria y fue en la misma redacción del diario que se dio el puntapié inicial para que se pusiera en marcha el certamen. Se fijó como fecha del debut el 12 de febrero a las 18 con los partidos inaugurales: Asti-Peñarol, La Laja-Sarmiento y Niquivil-25 de Mayo. Seis campeones, en una sola rueda, al todo o nada. La ceremonia de inauguración se concretaría en la cancha de la Liga Caucetera donde Asti (equipo del departamento San Martín) recibió al laureado Peñarol de la calle Chile. Mientras que en Albardón, Instituto jugó ante el Decano sarmientino y en la Sierra Maestra, al pie de las lomadas, sin alambrados ni tribunas, Niquivil entraría en la historia siendo local de otro Decano, el veinticinqueño. Fue un primer ensayo y fue exitoso. Lo ganó Asti y quedó sembrada la semilla del federalismo a nivel San Juan. Tierra adentro, las ligas ya habían hecho propio la Copa de Campeones y si bien hubo en el medio algunos paréntesis que solamente se salvaron por la vocación de los propios presidentes, el certamen no desaparecería jamás. Así, los Américo Arias, los Rosas Esquibel, los Isaac Ruarte, los Adolfo Molina fueron sumando horas y ediciones para ratificar ese amor incondicional por una camiseta que ya llegó a las cinco décadas.