Ocho décadas atrás, un histórico crimen conmovía a los argentinos. El 23 de julio de 1935, el legislador Enzo Bordabehere fue asesinado en el Senado de la Nación cuando se interpuso ante los disparos que fueron dirigidos a Lisandro de la Torre, también demócrata progresista y un gran denunciante de la corrupción en la comercialización de carnes a Inglaterra.
El senador nacional electo Bordabehere recibió tres disparos que lanzó en medio del tumulto Ramón Valdez Cora, un excomisario devenido en en guardaespaldas de los dirigentes conservadores. Así, Bordabehere falleció horas después sin siquiera asumir su banca, dado que la aprobación de su pliego se iba a realizar al finalizar el debate de las carnes.
Ese día se escribió uno de los capítulos más bochornosos de la impunidad del poder económico de la Argentina y que se recuerda como ‘el asesinato en el Senado de la Nación’. Es que el crimen se produjo cuando transcurría la denominada ‘década infame’, que se extendió por más de diez años tras el golpe de Estado de 1930 contra el presidente constitucional Hipólito Yrigoyen.
Bordabehere había nacido en 1889 en Uruguay, pero desde muy chico vivió en Rosario. Allí, llegó a ser diputado nacional por el Partido Demócrata Progresista (PDP) en 1918, pero renunció a la banca cuando fue elegido senador nacional.
En 1935, la Legislatura provincial lo nombró senador nacional en reemplazo de Francisco Correa, fallecido poco antes. Bordabehere no llegó a incorporarse al Senado, ya que el tratamiento de su diploma fue postergado hasta la conclusión del debate que se libraba en torno a la exportación de carne argentina. Era una maniobra del gobierno de Agustín P. Justo para restar fuerzas a la oposición.
Negociado
Bordabehere fue discípulo del fundador del PDP, el senador Lisandro de la Torre, quien fuera reconocido como el ‘fiscal de la patria’ por su denuncia en los negociados en la exportación de carnes al Reino Unido. Por esa denuncia, ese 23 de julio de 1935, en el recinto fueron interpelados los ministros Luis Duhau (Agricultura) y Federico Pinedo (Hacienda), abuelo del homónimo y actual diputado del PRO porque estaban implicados en ese negociado. Concretamente, Lisandro denunciaba la corrupción del gobierno de Agustín P. Justo surgido del fraude y sus complicidades con los frigoríficos británicos. Es que la crisis económica mundial de 1929 había modificado las relaciones de la época y tuvo su impacto en la Argentina con el golpe de Estado del ’30. Como salvaguarda propia, Londres abandonó su tradición librecambista y comenzó a aplicar políticas proteccionistas que perjudicarían a nuestro país. Entonces, para evitar que esta política afectara la balanza comercial argentina, según argumentaba el gobierno de Justo, se suscribió con el Reino Unido el célebre ‘Pacto Roca-Runciman’, y luego fue ratificado por el Senado de la Nación. El acuerdo ampliaba la cuota de exportación de carne vacuna al Reino y sus colonias, pero el 85 por ciento de ese comercio debía concretarse a través de frigoríficos británicos. En mayo de 1933 el vicepresidente Julio Argentino Roca (hijo) viajó a Londres a firmar el convenio, que incluyó cláusulas secretas que garantizaban, entre otras, el monopolio del transporte argentino en manos del Reino Unido. Sir Walter Runciman, presidente de la Bolsa de Comercio Británica y encargado de negocios, le dio su apellido a una parte de este pacto, mientras que por nuestro país la completó el hijo del artífice de la Conquista al Desierto, el ex presidente Julio Argentino Roca.
El senador De la Torre investigó el comercio de carnes que se realizaba en el marco de este pacto al considerar que esta actividad se encontraba bajo sospecha de corrupción. La investigación se hizo pública en el Senado en julio de 1935, en las que el legislador acusó al frigorífico Anglo de evasión impositiva al revelar la existencia de un entramado de corrupción que involucraba al gobierno de Justo y en particular a los ministros Pinedo y Duhau.
Además, se demostró que había fraude fiscal y operaciones delictivas consistentes en el ocultamiento de informes contables. Cuando se descubrió que la Anglo ocultaba sus libros contables en el vapor británico Norman Star, estalló el escándalo que llegó al Senado de la Nación. Fue el 23 de julio. Ahí, Duhau agredió físicamente a De la Torre en el recinto, arrojándolo al piso. En medio de la confusión y la sorpresa, Valdez Cora, matón a sueldo, militante del Partido Demócrata Nacional y amigo de Duhau, realizó tres disparos con un revólver en dirección a De la Torre. Pero impactaron de lleno en el cuerpo de Bordabehere, quien intentó proteger al senador de los atacantes. Bordabehere falleció horas más tarde en el Hospital Ramos Mejía.
Al denunciar la impunidad que cubriría el acontecimiento, De la Torre aseguró: ‘sería absurdo pensar que el debate sobre la investigación del comercio de carnes pudiera continuar con mi intervención mientras subsistan en mi espíritu las dudas que mantengo acerca de que se trajo a este recinto un guardaespaldas, extraído de los bajos fondos, para gravitar sobre su resultado. Los indicios que existen son tan vehementes, que no es posible prescindir de ellos’, remarcó.
Bordabehere era abogado y escribano. Tenía 46 años cuando fue asesinado. Su entierro, en Rosario, congregó a una multitud, pero Lisandro de la Torre no se recuperó jamás de ese nefasto hecho y en 1937 renunció a su banca y dos años después se quitó la vida con un disparo al corazón.
El crimen del senador electo quedó graficado en la película ‘Asesinato en el Senado de la Nación’, dirigida por Juan José Jusid, estrenada en Buenos Aires el 13 de septiembre de 1984. La trama se centró en la vida del guardaespaldas Valdez Cora, interpretado en el papel protagónico por el actor Miguel Ángel Solá, mientras que el de De la Torre le correspondió a Pepe Soriano y el de Bordabehere a Arturo Bonín.
