Las urgencias políticas llevaron a Néstor Kirchner a asumir como propia una elección provincial que ofrecía enormes posibilidades de verlo salir escaldado.

Las primeras urnas abiertas demostraban anoche que la hegemonía del Frente Cívico y Social en Catamarca todavía tiene vitalidad para extenderse en el tiempo y, rápidamente, la dirigencia nacional de la UCR se aprestó a viajar a la provincia para sumarse a la foto del triunfo.

El gobernador Eduardo Brizuela del Moral se preocupó por enfatizar en la campaña su "amistad" con el vicepresidente Julio Cobos, como una forma de jugar una carta que suma puntos frente a un kirchnerismo desgastado.

Efectivamente, en el escenario nacional fue el vicepresidente quien, sin excesivo esfuerzo, logró identificarse con una victoria electoral. Para Kirchner, el camino seguro hubiera sido actuar con disimulo frente a una votación que se presagiaba espinosa.

Pero la realidad política del justicialismo le impide al jefe del PJ (Kirchner) desinteresarse de las pujas electorales.

Por el contrario, la aceleración del agotamiento político que atravesó el oficialismo desde la crisis del campo obliga a Kirchner a mostrarse al frente de la campaña, como así también de subrayar con fuerza el vínculo entre pertenencia partidaria y favores gubernamentales para evitar que el goteo del PJ hacia la oposición se vuelva sangría.

De todos modos, a Cobos le queda un largo camino hasta convertir su imagen positiva en la verdadera proa de una fuerza política con alcance nacional y capacidad de gobierno: un camino arduo.