Jorge Coscia ocupa un cargo clave en la estructura discursiva y cultural del modelo kirchnerista: es, precisamente, el secretario de Cultura de la Nación. Estuvo ayer en la inauguración del Museo de Bellas Artes Franklin Rawson y habló con DIARIO DE CUYO. Negó que el Gobierno contrate artistas de acuerdo a la afinidad política y les contestó a los opositores que acusan a Cristina de instaurar un clima de crispación.
-¿En qué posición ubica al museo, en comparación con otros del país?
-Es uno de los museos más importante de la Argentina y no tiene mucho que envidiarle a los grandes museos del mundo. Por dos razones: primero, por la envergadura y la calidad arquitectónica. Y segundo, por su colección magnífica, que se ha dado a lo largo del tiempo y que sale a la luz con este magnífico edificio.
-¿Cuál es la fortaleza de la gestión de la Presidenta en materia de cultura?
-La fortaleza está dada en un cambio de paradigma. La concepción de la Presidenta, y de la gestión que me toca encabezar, plantea una conciencia cultural con una finalidad nacional, federal, latinoamericanista y social. Respetando la pluralidad, como concepto central. El arte es la libertad, la pluralidad y la diversidad. Uno no puede concebir el arte desde el dedo largo del Estado. El Estado argentino promueve la cultura, la facilita, pero no la determina. No les decimos a los artistas lo que tienen que hacer.
-Uno de los cuestionamientos que recibe el Gobierno es que pueden imponer modelos hegemónicos culturales.
-No queremos más la hegemonía del pueblo argentino. No se trata de un Gobierno sino de una hegemonía de nuestra propia identidad. Es una hegemonía de la libertad y de la igualdad. Queremos recuperar la hegemonía para todos, no para dominar, sino para ser más libres.
Otra crítica al Gobierno es que ha instalado un estado de crispación, de violencia simbólica en sus discursos.
-Es curioso que se diga eso en el período menos violento de la historia argentina. Se confunde lo que es asumir la conflictividad, con ser conflictivo. En la Argentina hay conflictos históricos latentes, los cuales, durante muchas décadas, han sido negados y luego, resueltos con represión. El kirchnerismo encara los conflictos, los pone a la luz, los debate e intenta resolverlos. Es curioso, además, que una sociedad que admira tanto a Sarmiento, diga que Kirchner era crispado. Si hay un ejemplo de crispación creativa, de defensa vehemente y contundente de los ideales, es la de Domingo Faustino Sarmiento, arquetipo de la cultura argentina, con quien podemos consentir o disentir. Pero nadie puede dudar que ha sido un hombre valiente, convencido de sus ideas que ha plasmado en modelos educativos todavía vigentes. Si hubo un hombre que defendió a los gritos, con vehemencia y hasta con violencia sus ideas, fue Sarmiento. Y lo digo con mucho respeto.
-Según la oposición, los artistas contratados son aquellos afines al Gobierno.
-Los mismos artistas que contratamos, los contrata el Gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Con la misma lógica podrían ser partidarios de Macri. Me parece que es una falta de respeto a nuestros artistas que han demostrado siempre un nivel de compromiso social anterior al kirchnerismo, que no tiene que ver con un contrato. No le preguntamos a ningún artista qué piensa, no les pedimos carnet de afiliado.
-¿Cuáles son las semejanzas o las diferencias entre Perón y Eva y Kirchner y Cristina?
-Creo que el kirchnerismo responde a la mejor tradición nacida con el peronismo. Es una tradición que plantea justicia social, independencia nacional y soberanía, adaptada a los tiempos actuales, con algunas instancias superadoras como la incorporación de los derechos humanos y la profundización de la integración latinoamericana. En ese sentido, si los movimientos no se superan, sucumben. Hay que recordar que el peronismo estuvo a punto de perder su sentido histórico en los ‘90 y creo que su continuidad se la debemos al kirchnerismo.
-Usted dirigió el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) durante el gobierno de Duhalde, ¿porque se distanció?
-Duhalde se acercó a la Sociedad Rural. En el conflicto agrario estuvo con el sector agroexportador. Planteó un modelo de país antagónico a la visión histórica del peronismo, que es el modelo industrialista con valor agregado.
-¿Ve la posibilidad de que Duhalde se incorpore al peronismo orgánico?
-Me da la impresión que no. Creo que Solá (Felipe) podría acercarse. El peronismo es un movimiento amplio, donde hay lugar a las diferencias. Pero me parece que hay quienes sacan los pies del plato y hay una traición a los principios fundamentales que le da sentido al peronismo.
