Hipótesis confirmada: desde anoche, el caso del puestero Daniel Ruarte (55) fue ratificado formalmente como un homicidio, supuestamente perpetrado cuando el hombre descubrió a los autores del robo de sus vacas en medio del campo, a unos 50 km. al Norte de Bermejo, en Caucete. Ruarte había desaparecido entre abril y mayo pasados y su cuerpo recién fue hallado el último sábado; cerca de él había dos vainas servidas y dos cartuchos, todos calibre 22 largo. Ayer, la autopsia practicada por el médico forense Alejandro Yesurón reveló que el cadáver presentaba al menos cuatro impactos de bala, e incluso se extrajeron plomos de igual calibre a los encontrados en la escena del crimen, dijeron fuentes judiciales.

El informe complicó la situación de los cuatro detenidos que hay por el caso, principalmente la de Martín Naveda y sus hijos David y Marcelo (el otro sospechoso es el fletero Alejandro Díaz), que viven en el puesto de Ampakama (unos 50 km. al Norte de Bermejo), y fueron detenidos el último viernes. Ese día, de su rancho en Ampakama, la policía secuestró tres rifles de calibre similar a los cartuchos hallados en la escena del homicidio.
Los Naveda quedaron en la mira de los investigadores porque principios de setiembre, un sobrino de Ruarte había encontrado cerca de Ampakama dos cogollos de jarilla que usaba su tío para que se le moviera la montura de su mula al trepar o bajar lomas. También halló las huellas de su mula como encerrada por mucho tiempo en una quebrada donde comió todo lo que había, dijo Victoria Ruarte, hermana de la víctima.

El hallazgo de esas pruebas se complementó con otras que habían encontrado los parientes de Ruarte cuando empezaron a buscarlo en el campo. A comienzos de agosto hallaron la mula sin su montura y sin las herraduras. Ahí empezaron a sospechar, porque la ausencia de herraduras era clara muestra de que querían confundir sus huellas con las de animales orejanos o salvajes para que no llegaran hasta donde, se supo al fin, estuvo encerrada.
También descubrieron que Ruarte salió de su puesto en su animal, siguiendo a otra mula y a otro caballo robando sus animales: su familia sólo encontró 16 y tenía más de 50.

Ahora, una pericia determinará si los rifles de los Naveda son las armas del crimen.