La gran premisa o mejor dicho intención del pequeño y/o mediano productor local es poder equipar sus producciones con alta tecnología, buscando los rendimientos elevados que le permiten subsistir.

En ese sentido, el ingreso en San Juan de la gran novedad que fue -en su momento- el riego presurizado, logró cambiar los destinos por medio de los Diferimientos Impositivos, gracias a cuya ley olivos, vides, ciruelas y otras actividades pudieron concretar el suelo, de los grandes emprendimientos.

Pero volvemos a las Pymes, empresas de familia, sociedades de hecho o uniones que vienen produciendo tomates, pimientos, cebollas, ajos, pasto y otros bienes, desde hace muchos años y que han perdido, lamentablemente, competitividad respecto del resto, porque los precios no se modifican, y al ser prácticamente commodities y no tener valor agregado en su producto vegetal, dependen de la inclemencia climática de vecinos para poder salvar el año.

O la otra, es elevar los rindes.

Quienes pusieron riego por goteo, para tomate industria por ejemplo, este año en Pocito, han llegado a 150.000 kilos por hectárea, y como dicen los chacareros, "pago todo o parte del equipo en una sola campaña, y me queda instalado".

Con muy buen tino, la Secretaría de Agricultura y Ganadería del Ministerio de la Producción, ha aumentado los montos y ha conseguido fondos para apoyar con créditos a un mayor número de chacareros en estos días.

Para ello, los interesados deben presentar las carpetas correspondientes. Pero es una vía útil y actual.

Creemos que el riego por goteo, en cualquiera de sus formas es la solución para un paraje como San Juan, que se parece en mucho a Israel, cuna de esa tecnología.