Durante la Conferencia sobre Libia celebrada ayer en Londres, más de 40 países acordaron continuar presionando al líder Muamar Kadafi para que ponga fin a sus 41 años en el poder de esa nación africana.
El primer ministro británico, David Cameron, acusó a tropas libias de "ataques asesinos" en su discurso de apertura de la reunión; mientras que la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, dijo que los ataques militares presionarán a Kadafi hasta que sus partidarios terminen con la violencia.
"Todos nosotros debemos seguir aumentando la presión y profundizar el aislamiento del régimen de Kadafi, a través de otros medios también", dijo Clinton al término de la reunión. "Eso incluye un frente unido de presión política y diplomática que deje claro a Kadafi que debe irse", añadió.
La decisión no incluye, hasta el momento, que el líder libio sea sacado del cargo por tropas internacionales, por lo que se propician iniciativas como dotar de más armas y de respaldo bélico a los rebeldes. La conferencia en la capital británica contó con la presencia de unas 40 delegaciones de gobiernos y organismos mundiales como la Organización de Naciones Unidas (ONU), Unión Europea y la Liga Árabe. Pero no estuvieron la Unión Africana, Rusia ni China.
Gran Bretaña dijo que los asistentes a la reunión en Londres acordaron establecer un grupo de contacto, que incluye a estados árabes, para dar una guía política a la respuesta a la guerra y coordinar el apoyo a largo plazo para Libia. Qatar aceptó convocar una primera reunión lo antes posible.
El grupo de contacto se hará cargo de "la dirección política del esfuerzo internacional para llevar a la práctica la resolución de la ONU en estrecha coordinación con la Unión Africana (UA), la Liga Árabe, la Organización de la Conferencia Islámica (OCI) y la Unión Europea (UE), para apoyar a Libia".
El secretario de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, William Hague, dijo que en la reunión en Londres no se había discutido armar a los rebeldes, pero funcionarios estadounidenses no lo descartaban, pues una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU podría permitirlo para proteger a los civiles libios.
Por otra parte, en el comunicado se deja ver la aprobación de que la OTAN asuma el mando de las operaciones militares para imponer la zona de exclusión aérea y ejecutar el embargo de armas, así como de la oferta hecha por el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, de "liderar la coordinación de la asistencia humanitaria".
La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton; el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon; el titular de la OTAN y la Liga Árabe asistieron a la conferencia, uno de cuyos objetivos era aumentar la presión sobre el gobierno de Trípoli y Kadafi para que renuncie.
Durante el encuentro en la Lancaster House de Londres, Clinton aceptó que la ofensiva militar por sí sola no forzará a Kadafi a abandonar un cargo y subrayó que por ello es necesario imponer más sanciones.
Tanto Gran Bretaña como Estados Unidos mencionaron cuatro prioridades para Libia: un acuerdo para mantener la ofensiva militar, presiones diplomáticas y económicas a Kadafi, un aumento de la ayuda humanitaria a los pueblos y ciudades afectadas por la guerra y el comienzo de un "proceso político" para el país.
