El 28 de mayo de 2006, el ex comisario inspector Alejandro Agustín Pereyra quedaba preso luego que el empresario Hugo Naranjo saliera de sus oficinas a la calle todo ensangrentado a pedir ayuda, y lo señalara como quien, a última hora del día previo, lo atacara dándole cuatro tiros en la nuca, otro más en el rostro, e intentara quemarlo con oficinas y todo antes de huir con un supuesto cómplice (luego se mató) que lo acompañó hasta las oficinas de la víctima en Mitre al 169 Este, en Capital. Mañana, se vencerá el plazo máximo de tres años de encierro permitido por ley para el sospechoso de un delito. Esa misma ley establece que el acusado deberá tener sentencia al cabo de esos tres años, porque si no es así debe ser liberado.
En Tribunales atribuyen el paso de tres años sin fallo a la demora del expediente en distintas instancias judiciales (juzgado, Cámara Penal, Corte de Justicia) por sucesivos reclamos legales de la defensa y la víctima (Ver Los tiempos…)
Todo indica que entre hoy y mañana, la Sala II de la Cámara Penal (ese tribunal realizará el debate) ordenará la libertad de Pereyra porque hasta mañana no tendrá fallo por un juicio común ni por uno abreviado, como el que proponía la fiscalía de Cámara y fue rechazado por el defensor Diego García Carmona.
Ayer, García Carmona pidió la libertad del ex comisario y anticipó su posición para el juicio que, de todos modos, enfrentará su cliente: "Si lo que se busca es la verdad y no un culpable, Pereyra debe ser declarado inocente. Porque si la presunta acción que le atribuían era haber actuado por mandado y precio, y el que lo habría mandado y le habría pagado fue puesto en libertad por orden de la Corte, el accionar de Pereyra queda sin motivación. Espero que la Sala II sabrá soportar la presión de la prensa, que en casos como este encuentra caldo de cultivo para saciar el morbo de la gente", disparó ayer el letrado.
Cuando el defensor aseguró que no hay motivos para acusar a Pereyra, aludía a Eduardo Fornasari, el presidente del grupo empresario "Escobar Sacifi" que pasó 401 días preso sospechado de haberle encargado y pagado a Pereyra para que liquidara a Naranjo por una supuesta traición en la millonaria venta de un diferimiento impositivo. Sin embargo la Corte no encontró "pruebas directas" para sostener que Fornasari fue instigador y lo liberó. Luego, el juez del caso desligó para siempre a este empresario con un sobreseimiento.
