Los hermanos Darío (22) y Ariel Ríos (30) arribaron ayer a la Sala I de la Cámara Penal con una estrategia definida: tratar de instalar la versión de que únicamente Darío mató de 15 cuchillazos a Gregorio Nazaret López (21) la mañana del 2 de abril de 2010 en inmediaciones del Lote Hogar 20, en La Bebida, Rivadavia. Y que lo hizo en defensa propia, porque la víctima lo insultó y lo provocó, ridiculizándolo al decir que le lavaba la ropa cuando estuvieron presos en la cárcel. En su relato, también aclaró que su hermano sólo intervino para separarlo de su rival.
Eso reveló Darío Ríos cuando se inició la investigación porque ayer se abstuvo de declarar ante los jueces Raúl José Iglesias, Juan Carlos Caballero Vidal (h) y Silvia Peña Sansó de Ruiz. Ante el tribunal, el joven admitió que consume alcohol, marihuana y cocaína desde los 14 años. El que sí declaró fue Ariel Ríos, quien dio una versión similar a la de su hermano.
Sin embargo ambos llegan a juicio (en el debate el fiscal es Gustavo Manini) porque hay testigos que vinculan a Ariel y al prófugo Jorge ‘El Gardelito’ Figueroa (28), como partícipes de ese crimen, manteniendo inmóvil a López mientras Darío lo acuchillaba. Por eso les atribuyen homicidio agravado.
Todo pasó al cabo de una noche de alcohol, primero en un kiosco y luego en calle Morón, en La Bebida. Los hermanos Ríos, Figueroa y otro joven habían bebido toda la noche hasta que apareció López y entonces se produjo una discusión que terminó con el asesinato del recién llegado, una maniobra que los defensores Faustino Gélvez y Fernando Bueno de la Cruz, intentan instalar como obra de Darío Ríos con el supuesto atenuante de que no le quedó otra porque el rival lo atacó.
Aquella vez López recibió golpes en la cabeza y el rostro. Y lo más grave, 15 cuchillazos: uno en cada mejilla, otro en su antebrazo derecho, cinco en la espalda, seis en el muslo de su pierna derecha y uno que perforó el costado derecho de su pecho, le dañó un pulmón y la vena cava, provocándole una hemorragia mortal, detalló el médico forense Alejandro Yesurón. López también tenía 1,70 gramos de alcohol en sangre.
Los hermanos Ríos habían sido liberados por vencimiento de los plazos de prisión preventiva, pero no cumplieron con la fianza y siguen presos.
