Los argentinos estamos perdiendo los afectos. El docente es el primer agente de cambio que necesita desde su formación inicial, haber descubierto y liberado a la vida, el precioso mundo de su afectividad: cálida, sólida, equilibrada, porque su gesto, será el primer elemento que inducirá a sus alumnos, a descubrir y aprovechar su propia riqueza de sentimientos, para vivir, convivir y aprender.

Ellos, harán posible un tránsito feliz y productivo en el aula, de manera que tal enfoque dejará de ser lugar donde "se enseñe” y comenzará "un ámbito privilegiado” de encuentro para la formación integral de la vida.

La escuela, ha sido y aún hoy es, especialmente en el nivel secundario, donde ha prevalecido el dominio del conocimiento, sin pensar en una disposición positiva que tiene la afectividad en la enseñanza.

El Lic. Miguel Santos Guerra en su libro "Arqueología de los sentimientos en la escuela” habla de rescatar de lo profundo en el que están y aún no reconocidos, ni valorados, los afectos y sentimientos en el mundo de las emociones. En el colegio, se aprende Historia, Geografía, Lengua, pero ¿qué se aprende respecto a la afectividad?…Nada”

La vida emocional, es la base de la felicidad humana, una buena relación afectiva es un ingrediente fundamental en el aprendizaje.

Desde pequeños nos enseñaron que la manifestación del afecto era síntoma de falta de control y debilidad. Sin embargo, es un enorme potencial que tiene cada individuo y para la institución escolar, significa un tesoro escondido en sentimientos y emociones, que la escuela debería utilizar. El ser humano para sentirse realizado debe amar, proyectar afecto, sentirse importante para otros, en este caso el maestro. Desde muchas disciplinas se pueden enfocar la educación afectiva como la expresión y el arte, porque abren múltiples perspectivas, equilibrando los aspectos intelectuales y emocionales de los alumnos.

Una mirada desde el rol docente, es necesaria para recuperar la ternura a través de la mirada, de los gestos, la proximidad, el vínculo, hechos muy necesarios, para interactuar con el alumno en una sociedad violenta como la de hoy. En muchas ocasiones pareciera que el alumno deja en la puerta del colegio, su mundo emocional y entra vacío. Pero gracias a los vínculos, ellos logran tener confianza en sí mismo, potencian su autoestima y especialmente ahí, en ese momento, se da el aprendizaje.

La educación emocional no se logra sin la pareja Escuela-Familia, es imprescindible.

Hoy la neurociencia en una reciente investigación publicada por el prestigioso neurocientífico Facundo Manes en su libro "Usar el cerebro” escribe: "La neurociencia ha descubierto cómo se trabajan interdisciplinariamente las emociones, cuyo origen está en el cerebro. Los cambios de contenidos en el currículo incluyendo el estudio de las emociones, previene la violencia y aún agrega "Un país se mide por el valor del capital humano, la educación, la ciencia la tecnología y acá está la base del desarrollo social. Incluir el mundo emocional en el ámbito educativo, innovará las instituciones, porque si crecemos económicamente y no se hace una revolución educativa y de conocimiento, no vamos a desarrollarnos. Silenciar, ocultar, despreciar o castigar la esfera de las emociones es un gran error, porque estamos hechos de sentimientos.”

"Estos tesoros emocionales” como dice el Lic Santos Guerra, deben ser trabajados, cuidados, exponerlos a la contemplación y admiración de todos. Sólo el vínculo, permitirá el aprendizaje.