Alejandra Savall y Claudia Clevers, ambas licenciadas en Psicología, plantearon su tesis final, hace algunos años, tomando como punto de partida “La agresividad en el deporte”. Los referentes fueron el voley, el hockey sobre césped y el rugby. El resultado fue sorprendente. De los tres, el menos agresivo y violento era este último. “El contacto físico está permitido, la agresividad está reglamentada y como tal no es dañida. Para un rugbier lo más vergonzoso es ser expulsado por mala conducta”, dice Savall. A esto se suma el llamado “Tercer tiempo”, en el que se subsana cualquier roce provocado en la cancha. “La competitividad existe solo dentro de la cancha y no fuera de ella. Además si queda alguna cuenta pendiente se resuelve en el tercer tiempo. Por el tipo de reglamentación se permiten más cosas que en otro deporte y el trabajo en equipo es fundamental. Todas esto suma para que la agresividad que se puede ver desde afuera no sea dañina como en otros deportes”, explica la especialista.
