Con Cristina Fernández y el propio Daniel Scioli como los mariscales de la derrota del Frente para la Victoria en el balotaje, el peronismo se enfrenta a una dolorosa reestructuración en medio de un río revuelto que abre paso a un largo pase de factura donde algunos corren con ventaja a la hora de tomar las riendas del partido.
El gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, que logró un equilibrio porque se permitió disentir en medio de su pertenencia al kirchnerismo, es uno de los dirigentes del oficialismo que mejor posicionado queda hacia los nuevos liderazgos en el PJ. Es el primero que jubiló a Cristina Kirchner de la política. Dijo que una vez que le ponga la banda a su sucesor, la Presidenta será una dirigente más. Urtubey planteó además que él pretende pelear por la presidencia en 2019. En el entorno íntimo de Daniel Scioli, una fuente calificada indicó: “En el peronismo está siempre muy claro que el que pierde una elección presidencial deja paso a los que vienen”. Eso es lo que espera Urtubey, aún cuando estuvo muy cerquita de Scioli en la campaña.
Pero hay otros pejotistas que están pidiendo pista: el jefe del Frente Renovador, Sergio Massa, su socio en UNA, el gobernador de Córdoba, José Manuel De la Sota y hasta Florencio Randazzo, quien fuera el primer candidato de CFK y después lo bajó de un plumazo de la interna para dejar solo en la carrera a Scioli.
Anoche, De la Sota consideró que ‘aquí no ha perdido el peronismo, sino que perdieron los usurpadores, son los que se apoderaron del peronismo‘.
El otro hombre clave con origen peronista y partido propio es Massa. También para Massa los dos derrotados de la jornada de ayer son Scioli y la propia Cristina de Kirchner. Frente a este nuevo escenario, el plan de Massa es fortalecer su espacio político con miras a la elección legislativa de 2017 y la presidencial de 2019. Sobre el futuro del liderazgo del PJ, Massa cree que ‘el mejor peronista que tiene el país’ es José Manuel de la Sota, su socio político y gobernador saliente de Córdoba. De la Sota es uno de los hombres que Macri querría en su gabinete como Canciller. Ya hubo una oferta informal.
Así las cosas, muchos dan por terminada la carrera política de Scioli aunque otros creen que todavía puede tener voz y voto, pero por lo pronto, al bonaerense, además de la presión de la derrota electoral, le queda otra tarea pesada: debe hacer una retirada ordenada del poder provincial. “Acá estamos a full preparando la salida, tenemos que dejar todo ordenado, y el que viene no es un peronista”, describió con claridad uno de los hombres a los que el candidato del FPV dejó encargada la salida de la Gobernación.
En tanto, Cristina Fernández enfrentará a partir del 10 de diciembre el complejo desafío de mantener el liderazgo del justicialismo y cambiar de roles para posicionarse como la principal referente opositora del gobierno de Mauricio Macri. Sólo así podrá tener chances ciertas de intentar el regreso a la Casa Rosada dentro de cuatro años como sueñan en su círculo íntimo.
La jefa del Estado buscará preservar su poder de fuego principal en la Cámara de Diputados, donde el kirchnerismo puro intentará de la mano de Máximo Kirchner manejar la conducción del bloque del Frente para la Victoria, que quedó como la primera minoría opositora al gobierno de Mauricio Macri con 98 integrantes. Pero la posibilidad de que se mantenga la unidad de la bancada del FPV se presenta dificultosa porque, tras la derrota del candidato oficialista, se agudizarán los pases de factura de los gobernadores peronistas a la propia Presidenta y a los dirigentes de La Cámpora.
