“En un momento me cansé de comer fideos blancos, tomate cortadito con sal y queso o paleta, aprendí a cocinar mirando a los rusos preparar sus comidas y ahora hasta sé hacer guisos de carne”, contó ayer Daniel Zamora, para el ambiente “Zamorita”, como le dicen todos a ese pequeño titán de 24 años que sorprendió a todos el pasado 16 de enero ganando la Vuelta de San Juan y que en marzo armó sus bolsos y sin saber una sola palabra de francés partió hacia Besançon, capital de la región del Franco Condado del país galo que limita con Suiza.
“Cuando llegué y vi que había nieve, me preguntaba, ¿dónde estoy? ¿qué hago aquí?”, explicó con una tímida sonrisa mientras disfrutaba del mate que le cebó su mamá.
“No hablaba una palabra de francés, me dieron una casa que compartí con otros compañeros, unos rusos y un par de franceses, ellos se comunicaban en inglés y yo quedaba colgado. La compu y el traductor del Google me ayudaron mucho”, afirmó quien se incorporó al equipo del Amicale Ciclisme Bisontin, recomendado por Stephane Giorgiani, amigo del ciclista master Fabián Graziani quien supo andar por Francia a mediados de los ‘90. “Stephane es un señor, le estaré eternamente agradecido”, confió el joven corredor que volverá el próximo abril a Europa.
“El primer mes fue un martirio, me desvelaba con la compu mientras mis compañeros dormían, recién en el segundo mes me adapté al frío y comencé a rendir mejor. No le miento… Tiritaba entero antes de largar”, confesó mientras acariciaba el trofeo que ganó el 3 de julio pasado cuando se impuso en el Gran Prix de Cuiseaux.
“Corrimos por toda Francia, una carrera en España y otra en Suiza”, explicó quien llegó al país el domingo y a la provincia anteayer. Contó que compartió algunas pruebas con equipos profesionales, como el AG2R La Mondiale, único conjunto francés con categoría Pro Tour y el Europcar (continental profesional), “con el que más compartimos carreras fue con el de Daniel Díaz (La Pomme Marseille)”, amplió.
Recordó, con una sonrisa, como tenía que solucionar sus problemas de comunicación para comprar comida. “Quería volverme y me dije ‘tengo que aguantar’, esto es lo que me gusta”, afirmó quien se fue siendo aún el pibe Zamorita y ahora es un señor. Perdón, Monsieur Zamora.
