Ante su gira a San Petersburgo (Rusia) el 2 de agosto, Madonna no quiere rosas rojas en su cuarto ni fumadores cerca y menos que haya bulla en sus sesiones de yoga.
La estrella -cuyo sex toy Jesús Luz estuvo en Buenos Aires rodeado de guardaespaldas que ella contrató para que no se lo roben, obvio- llegará a la capital de los zares la víspera de su actuación junto a su cocinero y un equipo de más de 300 personas. Durante su estadia, se alojará en la suite presidencial de uno de los mejores hoteles y sus representantes pidieron que no se fume en toda la zona que rodea la plaza de Palacio, donde será el recital.
En medio de tantos pedidos, el director del Museo del Hermitage, Mijaíl Piotrovski, también le exigió a ella que evite actos de sacrilegio en ese predio donde un ángel y una cruz coronan la Columna de Alejandro. Como que la pusieron en vereda.
