¿Por qué no decir candidato a llegar lejos? Un equipo compacto, el mismo de las Eliminatorias. Paraguay se anotó un poroto entre los rivales a vencer. Los paraguas quieren seguir haciendo historia, ayer vencieron 2-0 a Eslovaquia y están a un paso de clasificar. Hoy tiene 4 puntos, los mismos con los que clasificó en el 2002.
El equipo del técnico argentino Gerardo Martino nunca superó los octavos de final, esa fase fue el mayor logro de Paraguay en la historia de los mundiales. En el 2006 no pasó la fase de grupos, en el 2002 clasificó, pero fue eliminado en octavos por Alemania. En 1998 quedó afuera en la misma instancia a manos de Francia. Esta es la gran oportunidad para los paraguayos de superar esa instancia. Por lo que viene mostrando, puede lograrlo. Claro que antes deberá asegurarse el pasaje a octavos cuando enfrente a Nueva Zelanda y ahí se enfrentaría con la dura Holanda, la ordenada Dinamarca o el prolijo Japón.
Ayer, Paraguay comenzó intentando copar el sector medio, consciente de que a
partir del dominio de esa zona podría incursionar con mayor seguridad en el área de los eslovacos.
Por eso Martino dispuso que Cáceres y Riveros se encargaran de la contención y Vera oficiara como nexo con los hombres de arriba, aunque durante la primera etapa ninguno de los arietes exhibió esa condición en forma permanente.
Precisamente de una pared entre Barrios y Vera surgió el primer gol paraguayo a los 26 minutos.
Eslovaquia era pura intención. Decidido a "aguantar" a Paraguay superpobló el medio campo y resignó sus apetencias ofensivas, a tal punto que el primer remate al arco se dio recién a los 38 minutos, cuando Salata cabeceó por sobre el travesaño.
En el segundo tiempo los dirigidos por Martino le cedieron la iniciativa a sus rivales, se replegaron quizás excesivamente, pero los europeos evidenciaron una carencia ofensiva absoluta.
Villar entonces tuvo escaso trabajo y la defensa solamente se esforzó cuando Eslovaquia intentaba con algún centro o en las esporádicas aventuras individuales de Weiss.
Eslovaquia no podía, Paraguay no quería y el partido era un bostezo interminable, hasta que a cinco minutos del final Rivero se apiadó de todos y sacudió la modorra con zurdazo que se clavó a la derecha del arquero Mucha.
