-¿Emanuel por qué decidiste bajarte de la bicicleta?

-¡Ufff…! No sé si lo podré explicar claramente. Un día sentí que no tenía ganas de salir a entrenar. Miré la bici y me di cuenta que algo se había roto. No tenía ganas de salir a prepararme.


¿Fue una determinación que venías masticando o surgió de golpe?

-Como usted dice, fue de golpe. Yo venía bien encaminado con mi entrenamiento con Gustavo (Milla, su preparador físico) habíamos diagramado toda la actividad, que incluia gimnasio y luego ir agarrando la bicicleta de a poco. Aún sabiendo que tenía que buscar equipo estaba con ganas.

-Pero, ¿entonces?

-En realidad creo que es el resultado de muchas cosas que se fueron sumando.

-¿Pasa por un tema económico?

-Y… algo de eso y otros temas.

-¿Hubo alguna posibilidad de sumarte a otro equipo?

-Sí, tuve conversaciones con un equipo de afuera, pero no nos pusimos de acuerdo en un par de cosas que yo creía eran importantes.

-Bebé, la vida del ciclista en San Juan no es fácil, especialmente en invierno. ¿Cuánto pesó en tu decisión la falta de un apoyo firme?

-Sinceramente, creo que bastante. En muchos años yo tuve que preocuparme sólo por correr, porque tuve el apoyo de mi familia y de Julio (Figueroa, secretario general de la UOM) que con el equipo Forjar Salud nos permitía dedicarnos a correr. Ahora soy padre de familia (su hijo Nahuel tiene 1 año y 8 meses y su esposa Vanesa está esperando otro varón para septiembre) y debo hacerme cargo de que a mi señora y mi hijo no les falte nada.

-¿Cómo vas a llenar las horas que dedicabas a entrenar?

-Trabajando, hoy (el viernes a las 18) salí a trabajar con mi hermano Andrés a las 8 y recién llego. Ahora juego un rato con mi nene y me voy al gimnasio de Gustavo.

-¿En qué estás trabajando?

-En albañilería y pintura, aparte, como soy masoterapeuta, dos tardes por semana hago masajes a los alumnos del gimnasio y otras dos me encargo de seguir las rutinas que tienen que hacer otros chicos y chicas.

-¿Extrañás la bicicleta?

-No, no la extraño.

-Me da la sensación que estás desencantado. ¿Es así?

-Sí, puede ser. Sabe que pasa. Yo me subí a la bici a los tres años. 25 años de mi vida disfrute lo que hacía. Soy el más ganador de Infanto Juveniles, gané muchos títulos, varias clásicas y siento que no se me reconoce como debiera. Al ciclista en San Juan no se lo cuida como debe ser.

-¿Esta decisión es definitiva?

-Pienso que sí. No puedo decir que nunca más me subiré a una bicicleta a correr, pero en este momento tengo que dar prioridad a las necesidades de mi familia.