El día iba hermoso: Sol, casi 30 grados a la siesta, música en todas partes y decenas de miles de jóvenes caminando ansiosos o bailando en el Dique de Ullum, en el Parque de Mayo y en varios campings de la provincia. Pero minutos después de las 17:30, el clima empezó a reñir con la primavera. Lo que empezó siendo una brisa fresca y ligeramente molesta, se convirtió en un viento Sur que alcanzó los 50 km/h y que obligó a la retirada de puesteros vendedores en el Parque, a sacarle el techo al escenario de Libertador y Las Heras para que no se destruyera, a retrasar varios de los espectáculos previstos y a buscar cobijo bajo los lugares techados. De todos modos, todo siguió, y por eso los perseverantes triunfaron y no se quedaron sin festejo.

Antes de las 17, había ráfagas muy leves de viento Sur y los jóvenes se apiñaban en el Parque de Mayo. Desde el escenario central arengaban con concursos de baile y por los pasillos del espacio verde casi no se podía caminar, pero no tanto por la cantidad de gente como sí por las decenas de puestos de venta, tan heterogéneos que ofrecían desde pelotas, bijouterie y ropa, hasta películas truchas, "cositas dulces" caseras, jugo de fruta recién exprimido y comidas de todo tipo. A la vez, el Parque y la Plaza España ya estaban llenos de grupos de chicos que jugaban al fútbol o tocaban la guitarra.

Pero la cosa empezó a desmejorar. El anuncio llegó en forma de ráfagas de viento Sur bastante cargadas de tierra, que sorprendió a los desprevenidos que sólo habían llevado musculosa. Y en menos de una hora, el viento ya era desastroso. Casi a las 19, los organizadores del festival en el Parque empezaron a desarmar el techo del escenario porque si no, se les volaba en pedazos. Los puesteros que habían hecho un buen día empezaron a levantar campamento de inmediato. Y afuera de la ciudad, por el mismo viento Sur, el show de No te va a Gustar terminó antes de tiempo y el de La Mancha de Rolando empezó casi 2 horas después. Esto mismo sucedió con los recitales en el Parque. Pero las miles de personas del público soportaron estoicos morder tierra, y tuvieron su recompensa con la adrenalina de los shows.