Hasta hace poco más de una semana, los artesanos de la Feria de las Pulgas juntaban firmas para multiplicar su reclamo de no ser mudados desde atrás del ex casino hasta el Monumento al Deporte, tal como había anunciado el intendente capitalino Marcelo Lima. Pero después de mucho tironeo, finalmente en el municipio se llegó a una decisión salomónica: la feria quedará donde está, sí se hará aparte un paseo artesanal junto al monumento y allá irán a parar sólo quienes quieran hacerlo (y reúnan los requisitos necesarios).
Esto implica que en lugar de una mudanza, habrá un tercer espacio público para venta de artesanías en Capital, que se sumará a los existentes (en Tucumán entre Mitre y Central, y la Feria de las Pulgas). Este lugar tendrá la premisa de nuclear exclusivamente a artesanos, y no a vendedores de producciones industriales o en serie, ni a revendedores. Para eso, el municipio realiza un censo con el que ordena y certifica cuál trabajador es artesano y cuál no (ver aparte).
El conflicto por la intención oficial de mudar la feria tuvo su punto álgido este año, justo cuando el paseo cumplió un cuarto de siglo de vida, tras haber pasado por la Plaza Laprida, la vereda del Centro Cívico y su ubicación actual. El intendente Lima dijo ante el Concejo Deliberante, en marzo pasado, que había que llevarse la feria al Monumento al Deporte porque estaba "saturada en su capacidad" y tenía "serios inconvenientes operativos". Se refería a la multitud que cada domingo recorre el paseo, casi sin lugar para moverse. Entonces los artesanos respondieron diciendo que aún quedaba capacidad para puestos nuevos y que una eventual mudanza les haría perder de 7 a 8 meses de ventas, hasta que el público los identificara con la nueva locación.
De inmediato, los artesanos hicieron una recorrida por medios de comunicación para expresar su reclamo de quedarse sobre Libertador. Y la tregua llegó con la decisión de crear el nuevo paseo y dejar la Feria de las Pulgas exactamente donde está.
