Si Uruguay fue la sorpresa de 1950, Alemania dejó al mundo boquiabierto al imponerse contra todo pronóstico a Hungría, clara favorita, en la final del Mundial de Suiza.
Y es que los magiares las tenían en principio todas consigo. Una selección de ensueño que llevaban nada menos que cuatro años sin perder. Así que llegaron muy confiados a Suiza, elegida por haber salido indemne gracias a su neutralidad en la Segunda Guerra Mundial.
Uruguay y Brasil también estaban decididos a presentar batalla, el primero para defender su título y el segundo, para sacarse la espina de cuatro años antes. Treinta y ocho países jugaron la fase clasificatoria y 16 llegaron a la final.
Hubo dos grandes del fútbol ausentes: la URSS y Argentina. Asia contó con un representante, Corea del Sur, y por primera vez participó Turquía. Otra novedad: el torneo se retransmitió por televisión.
Llovía mucho el 4 de julio en Berna, día y lugar de la final. Puskas marcó el primer tanto. Czibor el segundo. Pero los alemanes no se echaron atrás y diez minutos después empataron el encuentro. Y a 5’ del final Rahn se convirtió en el gran verdugo de los magiares.
Hungría perdió el único partido que no debía. Alemania festejaba el ‘milagro’.
