La venta de drogas en los barrios se incrementó un 50% entre 2010 y 2014, sobre todo en aquellos con situaciones de vulnerabilidad social, reveló ayer un informe sobre el narcotráfico y las adicciones de la Universidad Católica Argentina (UCA).
El estudio comparativo determinó también que el registro de la venta de drogas es mayor en los barrios con falta de presencia policial, en los que creció del 39% al 54% en igual período.
‘En los barrios pobres la presencia policial es más ineficiente‘, observó el rector de la UCA, monseñor Víctor Fernández, y recordó que el papa Francisco había advertido sobre el riesgo de la ‘mexicanización‘ de la Argentina y la necesidad de medidas para prevenir el avance narco.
El primer informe del Barómetro del Narcotráfico y las Adicciones en la Argentina advirtió que la venta de drogas en los barrios se incrementó un 50% entre 2010 y 2014, llegando este reconocimiento al 45% en los hogares urbanos. Asimismo, indicó que esta evolución tuvo un incremento abrupto entre 2010 y 2011, para experimentar luego un aumento constante.
El registro de venta de drogas creció en todos los tipos de barrio, pero el aumento no fue simétrico, dado que mientras para los barrios de nivel socioeconómico medio alto fue cercano a un 30%, para el nivel bajo-vulnerable y en villas y asentamientos se ubicó entre el 50 y el 60%.
El informe sostuvo que el narcotráfico tiene mayor poder de penetración en barrios con mayor presencia de actividades laborales precarias o de inactividad entre personas en edad activa que no estudian, y de condición socio-residencial más vulnerable.
El coordinador del Observatorio de la Deuda Social en Argentina, Agustín Salvia, dijo que el agravamiento del narcomenudeo ‘no es un problema nuevo, sino de las dos últimas décadas‘, aunque aseguró que en los últimos años la situación pasó a ser de ‘desborde‘.
Según la UCA, las adicciones severas registraron ser un problema en el 3,6% de las familias urbanas, correspondiendo a una población de 459.966 casos en 2014. En esos hogares habitan más de 1,5 millón de personas, que quedan alcanzadas por la situación de vulnerabilidad por ser parte o estar directamente afectados por el problema.
Asimismo, estableció que el consumo problemático del alcohol es el principal flagelo en las familias (2,7%), seguido de la adicción a las drogas ilegales, que se registran en el 1,9% de los hogares urbanos (242.759 casos).
En tanto, la adicción asociada tanto al alcohol como a las drogas ilícitas se hace presente en al menos el 0,9% de los hogares (114.991 casos).
Salvia consideró ‘una plaga‘ o ‘una epidemia‘ la problemática de las adicciones severas a sustancias psicoactivas porque ‘termina siendo un comportamiento nocivo tanto para el individuo como para su entorno familiar y social‘.
El responsable del Barómetro advirtió que el abuso de las drogas termina creando un entorno ‘inestable y muchas veces de violencia, especialmente en los niños que son influenciados y afectados por el comportamiento de los padres‘.
En ese sentido, Salvia puntualizó que las consecuencias más frecuentes suelen el desempleo, la deserción escolar y una alta incidencia de conflictos y violencia en el núcleo familiar.
