El césped está integrado por especies de la familia de las gramíneas.
El manejo de una carpeta verde implica básicamente las siguientes tareas: corte, riego, control de malezas, fertilización y aireación.
La sanidad de la carpeta verde es muy importante ya que en la época estival niños y adultos hacemos uso de esa alfombra. El césped se desarrolla en un ambiente natural que lógicamente no es estéril. Con él conviven millares de microorganismos que compiten o se desarrollan a sus expensas. Dicha competencia por agua, luz, nutrientes y el espacio mismo es ejercida por otros vegetales que, según su agresividad, pueden convertirse en malezas; además hay hongos, bacterias y virus que se alimentan de sus tejidos provocando enfermedades; y por último muchos animales, insectos, ácaros, aves y pequeños mamíferos que se nutren de distintas partes de la planta. De este modo la solución en verano es mantener esa sanidad con insecticidas y fungicidas de bajo potencial tóxico, por los humanos y animales tales como perros y gatos si los hubiere.
Corte
La frecuencia varía según la estación y las condiciones climáticas reinantes en cada lugar. Lo más común es cortar una o dos veces por semana en verano. A fines del invierno bajamos al máximo la cuchilla de la cortadora, para provocar la aireación y además porque ahora es momento de fertilización y el césped corto nos permite la penetración de los abonos químicos.
La altura normal es de unos 5cm. En el momento que se efectúa el corte el césped debe estar seco y las cuchillas bien afiladas. Es importante limpiar las cuchillas y la máquina después de cada corte. Si el césped se dejó varias semanas sin cortar, se recomienda realizar el corte a mayor altura. También se recomienda cortarlo alto cuando hay sequías o exceso de humedad, y en casos de ataque de hongos.
Control de malezas
Si los cortes son frecuentes el control de las malezas no puede desarrollarse, pero existen algunas que tienen porte muy bajo y no solo toleran los cortes, sino que además se favorecen con ellos. En estos casos pueden extraerse en forma manual con un cuchillo o una pequeña pala. No es aconsejable el uso de herbicidas específicos, los tratamientos con estos productos invaden la zona y pueden provocar la muerte de otras especies reinantes en el jardín.
Fertilización
Los céspedes deben fertilizarse cada año para devolverle al suelo el nitrógeno, el fósforo, el potasio y demás nutrientes que son extraídos por las plantas. Se recomienda tres fertilizaciones al año: otoño, primavera y comienzos del verano ( en verano los riegos agotan los suelos y se produce el lavo del sustrato, por tal motivo es que se aconseja dos fertilizaciones). Las fertilizaciones pueden llevarse a cabo a través del agua de riego, siempre y cuando no se riegue con el agua de la piscina. Se entiende de una cisterna específica para riego. Otra forma es a máquina donde se colocan los gránulos, este caso es ideal para un correcto esparcimiento. En caso de ser manual, debe ser lo más parejo posible, para no provocar quemaduras. Además debe realizarse con guantes para evitar las alergias. La fertilización debe hacerse después de un corte, para que penetre en el suelo. Inmediatamente debe regarse a manto, para disolver los gránulos. Se recomiendan:
1- Fosfato Diamónico: 1-2 Kg. /100m cuadrados, activa el desarrollo radicular, su época de aplicación es antes de la siembra o resiembra, su forma de aplicación es incorporar al suelo con rastrillo.
2- Urea: 1-2Kg. /100m. cuadrados, su efecto es inmediato de 5 a 6 días, se aplica en primavera y otoño, se esparce por el suelo en forma pareja.
3- Triple 15: 3 Kg. / 100m. cuadrados, es un abono de fondo, se coloca en primavera y otoño, solo se incorpora al suelo.
Aireación
Cuando el césped se ha implantado hace varios años comienza a presentar problemas debido a la compactación de su uso. Si se observan zonas donde el pasto crece menos o se torna amarillento, es el momento de airearlo. Para ello se utiliza una horqueta enterrándola y produciendo un pequeño movimiento hacia delante y atrás por toda la superficie.