Tener en cuenta algunos aspectos puede ayudar a bajar la ansiedad de las vacaciones y lograr el objetivo final que es, sin duda, disfrutar y descansar.

* Ponerse límites a uno mismo y a otros respecto de las demandas laborales que no respetan el tiempo de vacaciones.

* Buscar actividades placenteras que generen satisfacción personal, pero sin que sean una obligación, como por ejemplo actividades físicas, sociales, o hasta mentales como juegos de ingenio.

* Mantener una alimentación balanceada, combinándola con el placer de ingerir alimentos diferentes y de sabor agradable, ya que tienden a disminuir los niveles de ansiedad.

* No armar agendas agotadoras, que incluyan paseos por parques, museos, mar, playa, bicicletas, trotes, y noches de baile durante todos los días, ya puede ser extenuante.

* Planificar el viaje en horarios adecuados, con un mapa convenientemente trazado que impida pérdidas o la toma de caminos incorrectos.

* No abusar de las bebidas, comidas, ni actividades físicas; no llevar a cabo una rutina totalmente cargada de actividades, sin tiempo para el ocio; tratar de “desenchufarse” al máximo, utilizando los teléfonos y las computadoras el menor tiempo posible, y, en el caso de las amas de casa, pedir la colaboración de la familia para las tareas domésticas.

* Es mejor tomar varias vacaciones cortas durante todo el año antes que una muy larga. De esta forma, el descanso de la vida diaria se podrá distribuir mejor, y el organismo no sufrirá cambios muy bruscos en su funcionamiento.