* Involucre al niño en el proceso, hágale partícipe. Se trata de sembrar cooperación y colaboración, la imposición a esta edad es un mal recurso educativo.
* Comunique, interprete sus señales, recuerde que su lenguaje no está perfeccionado. Utilice el mejor lenguaje de los chicos pequeños, el del juego. Sea creativo y ayúdele a canalizar las inseguridades y temores. Otro gran aliado es el cuento.
* No tenga urgencia por poner solución inmediata, utiliza el error como oportunidad para aprender. Enséñele que lo que importa es la voluntad y el esfuerzo, el logro no siempre es tener éxito.
* No pierda de vista al niño, que su finalidad no le impida reconocer los sentimientos. Enséñele a reconocerlos. Recuerde que lo conocido es lo cómodo, vivirá momentos de sentimientos encontrados (dar gusto al adulto, volver a la seguridad del pañal). Es el apoyo emocional de los padres el que impulsa y alienta la confianza. Poco a poco irá ampliando su abanico de respuestas positivas hacia el aprendizaje.
* Mire y mida sus gestos y déjele clara su disponibilidad para acompañarle.
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