Punto muerto para Alianza. Así se podría titular el empate sin goles que protagonizó ante Trinidad en una fecha decisiva del Argentino B. No había margen de error para el Lechuzo y no lo pudo resolver. Con dos jugadores más en la cancha en los últimos 10 minutos de juego -incluído el descuento del árbitro-, el equipo del Beto Gómez no encontró las respuestas futbolísticas para sustentar sus esperanzas de clasificar. Fue impotencia pura. Ganas de ganar, solamente. Y, claro, con eso no alcanza. Terminó masticando amargura porque era el partido para ganar. De entrada, por necesidades, todo el peso del partido tenía que ser de Alianza y así lo asumió porque con el vértigo de Rodrigo Almazán por la derecha, ilusionó a toda su gente porque a los 3’ el ex Desamparados obligó a la reacción del arquero Díaz. Pero fue solamente un espejismo porque Alianza fue entrando en la ansiedad y perdió la claridad para elegir el mejor camino. Alianza recién pudo llegar con claridad a los 40’ cuando Ríos y Alaniz la armaron muy bien desde el medio y el remate de Ríos se fue besando el palo derecho de Díaz.

En el complemento, el Beto Gómez esperó para meter el cambio que todos querían y recién a los 12’ mandó a la cancha a Uranga para atacar con tres puntas. Metió algo más de presión pero no pudo generar una clara en serio. Fueron aproximaciones. Y Trinidad lo leyó en el aire. A los 22’ se fue expulsado Carrizo en el León y Alianza no supo aprovecharlo. Fue confusión, barullo. Trinidad se paró mejor, tocó más y le generó chances netas de gol con Luciano Rodríguez y el pibe Giuliani. Alianza no pudo.Terminó siendo impotencia, amargura y desolación.