De terreno olvidado pasó a convertirse en un sitio donde las hortalizas se dan como el agua. Y quien va a hacerse atender al centro de salud, aprovecha a interiorizarse sobre cómo hacer una huerta en su casa. Todo esto porque los alumnos de la Escuela José Rudecindo Rojo, en La Rinconada, Pocito, idearon un proyecto para enseñar en este sitio todo sobre las plantaciones orgánicas.

La idea surgió de la profesora Patricia Valdéz, junto al técnico del INTA, Marcelo López. Pero no lo hicieron solos ya que fue fundamental la participación de la pediatra Sandra Sánchez, ya que fue ella la que aceptó utilizar el fondo del Centro de Salud Aldo Hermosilla, para que los chicos hicieran su ecohuerta y de esta manera poder ejemplificar los conceptos que querían enseñarle a la gente que se va a atender todos los días a la salita.

“Nosotros le damos las semillas que nos da el INTA a la gente y luego, si quieren, los visitamos y le ayudamos a que puedan tener una ecohuerta que produzca alimentos suficientes para su familia”, explicó Vanesa, una de las alumnas de 15 años que está involucrada en el proyecto de la materia Tecnología. Los alumnos se turnan para cuidar la huerta y regarla. Mientras que Patricia Valdéz agregó que “además de la función social que cumplen los chicos, esto es muy bueno porque los chicos se motivan y quieren aprender y además para que comprendan la dificultad que tiene trabajar la tierra”.

De esta manera los chicos enseñan a la gente que vive en una zona semirural sobre cómo se puede aprovechar un espacio de la tierra de su casa para autoabastecerse de alimentos. “Los alumnos se han capacitado lo suficiente para convertirse en agentes voluntarios del INTA y para que puedan transmitir el mensaje que nosotros queremos llevar a estas comunidades semirurales en donde pueden autoabastecerse, con una huerta, alimentos”, explicó Marcelo López.

Que la huerta esté en un centro de salud tiene varios beneficios, según contó la médica Sandra Sánchez. “Nosotros teníamos este lugar descuidado y seco. Por eso ofrecimos este espacio porque además de que es más agradable a la vista, nos ayuda a mantener la higiene de la salita ya que con esto no tenemos alimañas ni insectos que transmitan bacterias. Otro de los beneficios es que los alumnos les enseñe a la gente que viene hasta acá, una manera sana de alimentarse en base a lo que ellos mismos producen”.