Su calidad lo hizo brillar la temporada reciente en el Liceo, de España, donde se coronó campeón europeo y él se adjudicó el premio al más valioso del certamen. Pablo Alvarez anoche, en el estreno de la Selección argentina en el Mundial, mostró algunas dosis de su categoría y así marcó el camino para la victoria sobre Alemania.
Dos de los tres goles que convirtió fueron calcados. Un pase de un compañero y la “cachetada” al lado del arquero rival para inflar la red. El tercero, ya en el complemento, fue una obra de arte de su versatilidad pues en la definición cambió el palo para la zurda e igualmente obtuvo el resultado esperado. Pablo sabe bastante de goles pues en el certamen en Vigo, hace un par de años, terminó siendo el máximo artillero.
“Los debuts en los mundiales son difíciles, porque influye mucho el tema de los nervios. Me quedo con el triunfo que conseguimos y que en diferentes momentos jugamos a un buen nivel. Obviamente que sabemos que la exigencia va a ser cada día mayor”, expresó el nacido hockísticamente en Olimpia.
Alvarez estuvo en cancha cerca de veinte minutos en total. Largó en el quinteto inicial y luego tuvo un lapso de descanso. Cuando regresó cerró su noche con el tercer grito personal.
