San Juan.- ‘Cuando un boxeador no hace las cosas como debe, se refleja en el ring. Acepté peleas por la necesidad de ganar dinero. Ofrecían buena plata y me equivoqué’. Así, de esa manera, Amilcar Funes le contaba a DIARIO DE CUYO el mal momento que atravesaba en 2008. 

Nacido en junio de 1982, supo que el boxeo era lo suyo desde pequeño. Según relató en más de una oportunidad, tenía 15 años y con los compañeros de colegio se ponía los guantes que usaba su padre y peleaba. ‘Algunas veces ganaba, otras perdía’. 

En sus inicios, el caucetero se definía como ‘un tipo que tiene algo de potencia en la derecha, pero también como uno que piensa. Que no se prende si no conviene‘.

Forjado en el gimnasio del club Landini, supo ganar tres títulos nacionales dentro del boxeo amateur, un octavo puesto en el campeonato mundial juvenil, un subcampeonato panamericano y otro sudamericano. Funes tocó el cielo con las manos en enero de 2010, cuando se consagró campeón mundial juvenil superwelter del Consejo Mundial de Boxeo, en México, luego de vencer a Marcos Reyes.

De soñar con pelearle el ránking internacional a Maravilla Martínez a este presente de ocaso absoluto, que lo tiene detenido por estar sospechado de participar del crimen de Sergio Montenegro, ocurrido en junio pasado.