Está confirmado, el amor por una camiseta lo puede todo: Desde pintar la casa de azul y amarillo hasta tener los platos y el juego de mate del mismo color. Y si esto parece una exageración también hay que decir que Milton Villafañe -empleado de OSSE-, tiene una cicatriz y varios clavos en su mano a raíz de un golpe que le propinó a una pared tras la derrota de Boca con Huracán. Se podría decir que tiene teñido el corazón con los colores xeneixes.

Si los más escépticos siguen impávidos con estos datos no hay más que visitar el Barrio 15 de Abril en Albardón para ver parte de esta pasión que brota desde el interior de la casa de Milton. "Nací de Boca. Es algo inexplicable, pero recuerdo que era muy chico y en el fondo de la casa de mis viejos había una higuera que se había doblado por un fuerte viento y yo me subía cuando jugaba Boca a flamear la bandera del club hasta que empezaba el partido. Me decían que estaba loco", relata Milton que en su vida cotidiana es una persona de un temple tranquilo.

No sólo el frente de la casa está pintado azul y oro, también el garaje, la medianera y hasta un coqueto horno y el parrillero. Ni hablar de la cocina con paredes en color amarillo y mobiliario azul.

La pasión también hizo que armara dos carpetas con la historia de Boca Junior, que mandara a hacer pasacalles para las ocasiones especiales y que comprara cuanta camiseta pudiera.

Por supuesto que sus hijos Ana Belén, Elisa y Milton Ivan, son igual de fans, aunque Ana lleva la delantera teniendo en cuenta que se tatuó el escudo xeneixe en la parte inferior de la espalda.

Milton ha llegado a salir de su casa con una corona con la carta del rey de copas pegado en ella para lucir con orgullo los colores que le pueden amargar un día o convertirlo en el hombre más feliz del mundo.