De la casa para afuera, era una relación normal. Un anciano bondadozo que criaba a sus dos sobrinas nietas en su rancho de Valle Fértil. Pero no todo era como pintaba, de las puertas para adentro sucedía lo que nadie sospechaba. Ese viejito de 71 años supuestamente sometía sexualmente y hasta tenía como mujer a una de las chicas de 15 años. El caso se descubrió de manera insólita, cuando esa niña apareció en el hospital con trabajo de parto y dio a luz a su bebé. Fue entonces que la menor contó que el papá de esa criatura era su tío abuelo.

La historia escandalizó a los médicos del Hospital Dr. Alejandro Albarracín de Valle Fértil la noche del 19 de septiembre del 2008. La noticia también agarró por sorpresa a los padres de esa niña, que se enteraban que acababan de ser abuelos y que su hija había sido víctima de presuntos abusos sexuales. En medio de todo el revuelo quedó Venancio Jorquera (71) -pariente y padre del recién nacido-, que al tiempo fue preso y que ahora fue procesado por la juez María Inés Rossellot por el delito de corrupción de menores agravada por ser encargado de la guarda. El anciano tuvo algo a su favor, y es que fue beneficiado con la prisión domiciliaria porque tiene más de 70 años. Llegará libre al juicio.

La chica vivía con el hombre mayor desde los 14 años, en un poblado cerca de Villa San Agustín. Según el expediente judicial, Jorquera pidió a los papás de la adolescente que ella y su hermanita de 9 se fueran a vivir con él para que lo acompañaran y cuidaran. Es que estaba enfermo y solo. La familia de la menor lo creyó conveniente, pues la casa de Jorquera está cerca de la escuela y además las iba a mantener.

Según la causa, la menor jamás se quejó del trato de su "tío". Fue pasado un año, que una tarde el anciano se apareció en el dormitorio mientras la niña dormía la siesta. Su hermana estaba en la escuela. La versión es que Jorquera se metió a su cama y la empezó a acariciar todo el cuerpo hasta que la desnudó. Ella reconoció que nunca se resistió y tuvieron sexo. Después todo quedó como si nada dentro de la casa. Aún así, esa perturbadora relación continuó y hubo otros encuentros íntimos entre el anciano y la niña.

Evidentemente su inmadurez no la dejaba entender la gravedad de lo que sucedía. Ella apenas tenía 15 años y su tío abuelo 70, en ese entonces. Una asistente social señaló en un informe que "era ya una relación más de hombre mujer", hasta explicó que la menor "tenía sentimientos de amor" hacía el abuelo.

A los siete meses de gestación, la niña empezó a sentir al bebé en su vientre. La menor jamás fue a un control médico, recién lo hizo cuando le vinieron las contracciones y empezó con trabajo de parto. A partir del nacimiento de su hijo se conoció la terrible historia.

Jorquera por su parte se justificó diciendo que ella lo "provocaba" y que tuvo una o dos veces relaciones sexuales con la niña, aunque aclaró que "respetaba a la menor como persona. O sea, no la golpeaba y la trataba bien", según el expediente. Incluso fue más allá, declaró que "en caso que el ADN dé positivo y él resultara ser el padre, y la nena quisiera volver con él, no tiene ningún inconveniente en aceptarla tanto a ella como al bebé haciéndose cargo de ambos".

Su propia declaración. El relato de la niña. El estudio de ADN y otros informes médicos, psicológicos y sociales fueron pruebas claves para el caso. Con todo eso, a la juez María Inés Rossellot -del Quinto Juzgado de Instrucción- no le quedaron dudas y resolvió procesar a Venancio Aristóbulo Jorquera, además de disponer que permanezca detenido, aunque sea en su vivienda.