El equipo no aparece. Hay crisis de confianza en Sportivo Desamparados y en la cancha, salta a la vista. Es que la fe indispensable para sentir que se puede siempre, hoy anda a las gambetas por Puyuta. Solo así se puede explicar que el verdadero Sportivo que se cuajó en la pretemporada, aparezca en cuentagotas y que el camino en el arranque del Argentino A se haga cada vez más cuesta arriba. La esperada reacción en el clásico contra Deportivo Maipú de Mendoza no se dio y Desamparados tuvo que masticar bronca mezclada con impotencia por el 0-0 final. Las expetcativas eran otras pero con lo que jugó -en el especial en el complemento- las cuentas aun no le cierran en el banco de la esperanza.
Fue empate. Lo mereció y lo sufrió. Es que en el primer tiempo, el dibujo de poner dos volantes centrales en Sportivo le alcanzó para equilibrar la pelea en contra el aguerrido medioccampo de Maipú pero faltó lo otro: jugar, crear, ser profundo. Tanta fue la ausencia que en todo el primer tiempo, Sportivo no pudso generar una sola maniobra colectiva de ataque profundo. Se aproximó con centros, a los pelotazos y con jugadas de pelota parada. Con eso, pensar en la victoria era misión imposible.
El Cruzado mendocino llegó con peligro y a través de Landagarza en dos jugdas pero más allá de eso, no mostró otra intención que no fuera empatar.
Teniendo ya visto que Maipú no iba a arriesgar nada más y que su partido iba a ser palo y palo por el medio, Vázquez cambió de libreto en el complemento. Mandó a Matías Garrido como enganche y oxigenó el medio con Tomás Salinas. Mejoró Sportivo pero no en la dosis necesaria como para compensar esa anemia de fe que tanto lo castiga hoy. Así y todo, mostró algo más. Una llegada con un remate de Garrido, y tal vez las dos más claras: un remate de Gastón Romero que resolvió con enorme categoría Martín Ríos a los 34′ del complemento.
Hubieron dos aproximaciones más con un cabezazo de Parisi y otro remate de Marcos Quiroga que rebotó antes de llegar a manos del arquero mendocino. Fue todo. No hubo más. Para males de este nuevo Desamparados, la ilusión no tuvo cimientos. Fue más una declaración de deseos que una puesta en escena en la cancha. Con tan poco, revertir el mal comienzo, demandará más tiempo y paciencia. Y eso, es lo que en Puyuta está empezando a escasear.
