Todo valía para la chaya. Con agua, barro, harina y espuma las miles de personas presentes cerraron los festejos del carnaval departamental de Angaco, que también fue el cierre de los corsos sanjuaninos 2012. Así, en medio de la gran fiesta las casi las 22 mil personas presentes terminaron empapadas. La celebración estaba enmarcada en los festejos del aniversario del departamento, que cumplió 196 años.
Como reviviendo una vieja tradición, los baldes, las botellas cortadas, los pomos y las bombitas fueron los elementos más usados para mojar a cualquiera que pasara por la calle. Escondidos tras los árboles los jóvenes esperaban la pasada de las chicas para vaciarles un balde de agua. Otros un poco más preparados ocultaban en sus espaldas una botella, que con un sistema casero simulaban una mochila de fumigador pero que arrojaba agua.
De esta forma desde los niños hasta los adultos fueron los protagonistas en la calle. Sin embargo no fueron los únicos. Desde los carruajes los bailarines se encargaron de mojar a la gente. Es por esto que la chaya se volvió un círculo difícil de cerrar, pero que alegraba a todos.
El corso empezó después de la elección de la Reina y entre aplausos y gritos el público vio pasar a cada uno de los artistas. Desde San Martín, Santa Lucía, Rivadavia, Chimbas, Rawson, 9 de Julio, Albardón y por supuesto Angaco más de 18 grupos (murgas, comparsas y batucadas) deslumbraron durante 10 cuadras, en las que el agua fue moneda corriente.
Una vez terminado el show del corso llegó el momento más esperado por los presentes. Buscando mantener la tradición del carnaval, al igual que se hizo con la chaya, las autoridades encendieron el Rey Momo. Así entre aplausos y flashes de las cámaras el muñeco gigante ardió en medio de un gran descampado.
