Julio Flores (65) temía. Sabía que en la zona Bermejo, Caucete, habían animales sueltos y por eso iba atento. Más aún porque no iba solo: lo acompañaban su esposa Elsa Aranda (65), su hijo Rodrigo (28), la novia del joven Jésica González (26) y su nieto Facundo (12). Había otro motivo para estar atento: debían llegar a Catamarca a festejar el primer cumpleaños de Maxi, otro nieto, el hijo de Marcelo Flores. Pero ayer alrededor de las 7.15, cuando comenzaba a aclarar, el tercer viaje a esa provincia norteña terminaría siendo también un bautismo de pesadilla para los Flores: según Elsa, nunca habían tenido un accidente hasta que una vaca se cruzó en el camino de su esposo, que alcanzó a ver al animal al costado derecho y nada pudo hacer para evitar embestirlo cuando se le cruzó, de imprevisto. Por suerte, el animal destruyó el capot, literalmente voló y perdió la vida en la caída. Por suerte el Fiat Palio de los Flores no chocó ni fue chocado por los vehículos que venían por el carril contrario, donde quedó cruzado. Por suerte, sin sufrir un rasguño, se salvaron.
El afortunado accidente ocurrió en el km. 132 de la ruta 141, unos 7,5 km. al Este del control policial de Bermejo, Caucete, en la misma zona donde en los últimos 10 días hubo otros dos accidentes a causa de los animales sueltos, también con saldos milagrosos: El jueves de la semana pasada, un funcionario santiagueño y su chofer volcaron 6 km. al Este del control policial por esquivar un caballo cuando venían a San Juan a una reunión nacional. Y el martes último, al anochecer, un matrimonio de Buenos Aires sufrió un susto mayúsculo luego de chocar a una vaca unos 10 km. al Este del control.
La seguidilla de peligrosos siniestros parecía una cuestión sin límite de continuidad y sujeta a la buena de Dios, pero después del accidente de ayer, el jefe de policía, comisario general (RE) Miguel González, ordenó un operativo de urgencia: trasladó la base de la policía rural a la Difunta Correa (a 30 km. de Bermejo) y en el centro de la zona del desastre (unos 25 kilómetros entre el control y las sierras de Marayes) trasladó a cuatro efectivos que, en una casilla y con una patrulla, realizarán prevención e intentarán decomisar los animales y llevarlos a un depósito.
Pero los policías no sólo concentrarán su trabajo en la ruta. Según González, ayer ordenó que durante el día realicen un relevamiento sobre la cantidad de puestos que hay en la zona, el número de animales que tiene cada puestero y cuántos están sin marcar, para que así la Justicia de Paz del departamento (encargada de sancionar esas faltas) intime a los dueños de los animales a ponerles la marca que exige la ley.
"Voy a tratar de preservar la vida en esa zona hasta que haya una solución definitiva, por eso desde hoy a las 17 (por ayer) ordené la instalación de una casilla, un móvil y cuatro policías por guardia para realizar prevención y control en esa zona conocida como Laguna Seca. Si bien la Policía rural está para combatir el delito rural, vamos a ponerla a colaborar para intentar dar algún tipo de solución a este problema", dijo ayer Miguel González.
Fuentes judiciales consultadas por este diario dijeron ayer que el control de los animales sueltos sería, por ley, misión del Ministerio de la Producción, y no de la Policía.
