Se aproximaban luego a las pizarras donde estaban expuestos los resultados de los exámenes de ingreso a los tres colegios preuniversitarios. Y haciéndose un pequeño hueco entre la multitud, buscaban ansiosos su apellido en las listas esperando una buena noticia. Sin embargo todos sabían de antemano que las chances no eran muchas. Tan es así que, de los 1.490 chicos que rindieron la semana pasada, sólo entraron 464, por el cupo establecido.

El puntaje menor que los chicos podían tener para aprobar era de 50 en Lengua y 50 en Matemáticas. Por eso, fueron 626 los aprobados. Pero, como el cupo es de 175 para la Industrial, 175 para la de Comercio y 100 para el Central, el resto con más de 100 puntos quedó suplente.

Así, en el lugar se mostraban todas las emociones y entre los abrazos y las risas de alegría se mezclaban también caricias de consuelo para contener los llantos de desilusión y hasta se vieron algunas caras de padres amargados que salían del recinto preocupados por el futuro de sus hijos. Algunos incluso pedían sus exámenes para corroborar que no hubiera fallas en la corrección. Y lamentablemente, como estos últimos representaban las dos terceras partes de los que rindieron, eran los que más se veían.