En Capital Federal y conurbano, se comete un delito cada 19 minutos, el 10% con víctimas fatales o heridos graves, al resistirse al asalto. Según cifras oficiales, en los últimos cuatro meses se han producido 9.000 robos en comercios de la zona, el 50% de ellos cometidos por menores.
Además, se conjugaron otros hechos que intentan causar temor aunque sea por robos menores, como una cartera, y la planificación parece estar en manos de grupos que trabajan desde las sombras con lo cual a veces se hace más difícil la identificación. Paralelamente crece una gran agresión -asesinatos de por medio- a la policía lo cual hace que la sociedad viva una de las peores pesadillas de los últimos tiempos.
Los políticos viven en su propia atmósfera y dedicados a causas menores o personales, el Gobierno no reacciona, y la gente se encierra en sus casas, acosada por la inseguridad. Todo esto sería más fácil de soportar si se supiera que existe la vocación de mejorar las cosas definitivamente pero nadie puede esperanzarse cuando falta el pronunciamiento de los que mandan.
Los más grandes pueden reflexionar y acercarse de alguna manera a la verdad aunque ésta no le satisfaga, pero los chicos están desorientados porque esas escenas desconsoladoras se producen también donde ellos intentan divertirse. Los padres no duermen y esperan que sus hijos llamen a cualquier hora para poder tranquilizarse en momentos que nadie respeta la vida de nadie, una triste y real verdad. Algo muy serio está pasando sin que se erijan voces para clarificar situaciones que realmente alarman. La sociedad requiere la puesta en marcha de medidas que permitan trascender lo que hoy se padece.
