En esta semana se anunció un alerta sobre heladas que finalmente se concretó en la madrugada del miércoles 9 de septiembre con temperaturas cercanas a 0 °C que hicieron que en muchas fincas pusieran en funcionamiento sus caloventores o quemadores para generar calor y así proteger a los parrales brotados y frutales en general.

Desde hace más de una década, en San Juan se vienen usando los tachos quemadores como fuente a gas oil u otro derivado del petróleo que son distribuidos estratégicamente en los cuarteles de las fincas. Posteriormente se empezaron a usar los caloventores, que son aparatos que se traccionan con un tractor e inyectan calor. La fuente proviene de un gran quemador de gas que genera una gran llama. Todo el calor es impulsado por un ventilador. Así el tractor lo mueve por la finca calentando las masas frías de aire.

En el departamento de Iglesia, una firma con cultivos de manzanos y perales tiene un gran molino de aire cuyas aspas producen la mezcla de las capas aire frío y caliente de la atmósfera y de esa manera puede defenderse de las bajas temperaturas que perjudican su floración y brotación.

Atrás queda, aunque todavía algunos lo hacen sin razón, la quemazón de leña, basura y neumáticos con la idea de calentar el aire. Lo único que hacen es contaminar el aire ya que no generan ninguna protección, es más, incluso a veces el foco de calor es tan alto que hace que baje una capa de aire mucho más frío y favorecen más a la helada.

Las firmas más importantes de uva de mesa que poseen fincas de avanzada usan los quemadores, caloventores o los dos sistemas combinados para proteger a la uva primicia como Superior y Sultanina, que son las primeras que brotan en San Juan. Pero hay fincas de productores con estas uvas que no tienen ningún tipo de cobertura contra heladas, debido a que su capital no les permite o si lo poseen no tienen dinero para afrontar gastos de combustibles y mano de obra para controlar las heladas. En la provincia hay unas 10.000 hectáreas entre uvas de mesa y pasas, de las cuales se estima más de la mitad no tiene protección. En este sentido, no ha habido una política estatal de financiamiento que posibilite a los viñateros poder acceder a esta tecnología, máxime si una empresa metalúrgica local fabrica los caloventores.

Un relevamiento con los ingenieros agrónomos responsables de las fincas que utilizan estos sistemas indica que todavía ningún método ha dado resultados 100 %. Por eso, se recomienda una lucha integrada, y la experiencia de los años ha hecho impredecible el comportamiento de las heladas a tal punto que en lugares que se combate aparecen luego brotes quemados. Los técnicos a los días de haber realizado la lucha en el campo pueden apreciar los resultados. Muchos otras dicen que a veces no se ve ningún daño aparente, pero a la hora de evaluar los racimos no pesan lo mismo o son deformes, señal que los fríos mas allá de la protección afectaron las yemas y los brotes.

Lo que se hace es buscar lo mejor para bajar al máximo la probabilidad de tener una helada. También queda claro que no aplicar nada es estar a las buenas de Dios.

Consejos

Para realizar una defensa activa se debe evitar arar el suelo, eliminando las malezas con herbicidas o cortándolas, acudir al uso de quemadores, ventiladores o máquinas de viento y riego por aspersión.

No pueden utilizarse combustibles que contaminen el medio ambiente, tales como cubiertas, aceite usado, ni tampoco emplear tachos que contengan residuos con agroquímicos.

También el agricultor debe informarse con el pronóstico meteorológico, específicamente en lo que respecta al alerta sobre heladas.

Qué es una helada

Los meteorólogos consideran que hay una helada cuando la temperatura del aire, medida con un termómetro instalado dentro de una casilla meteorológica ubicada a una altura de 1,50 metros sobre el nivel del suelo, es de 0° C o inferior. Para los agrometeorólogos la definición de helada es distinta pues no todos los vegetales acusan daños con temperaturas de 0° C, algunos los tienen con menos temperatura y otros con temperaturas por encima del valor cero (café, cacao, etc.); también la sensibilidad a las bajas temperaturas depende del ciclo vegetativo del cultivo (estado fenológico), por ejemplo la vid puede soportar varios grados bajo cero en sus primeras etapas, pero paulatinamente se hace más sensible y en la etapa de floración temperaturas del orden de 0° C pueden resultar fatales.

El enfriamiento nocturno es el mecanismo clave para la formación de una helada. También el cielo despejado, vientos leves o en calma, aire y suelo secos, dado que favorecen la pérdida de calor y por lo tanto las condiciones de enfriamiento.