Durante 4 años -entre 1996 y el 2000- hubo un acuerdo binacional entre Argentina y Chile y se legalizó el cobro de un canon por el uso y explotación de los suelos en la cordillera local, que los ganaderos chilenos debían depositar una vez al año, al principio de temporada, en una cuenta del gobierno sanjuanino en Chile. Esos fondos luego se distribuían 50% a la provincia, 22% a Gendarmería y 28% al departamento de Calingasta. Pero desde el año 2001 en que se detectó un brote de aftosa en Bariloche, el Servicio Agrícola Ganadero (SAG) chileno prohibió la actividad por temor a la aftosa, y el arancel quedó sin efecto, a pesar de que las veranadas siguieron en forma clandestina. Ahora el problema sanitario se solucionó, lo que permite la regularización de las veranadas. El municipio de Calingasta tiene una ordenanza para cobrar U$S5 por cabeza. Sólo recauda cuando manda inspectores a la cordillera.
