Para uno, lo más difícil fue cabalgar por entre cientos de vehículos y en una de las rutas más peligrosas de la provincia. Para otro, lo más dificultoso fue superar los nervios por la necesidad de que todo saliera perfecto. En tanto que para un tercero lo más complicado fue terminar el recorrido pese al dolor de rodillas. Son 3 gauchos sanjuaninos que participaron en las 24 ediciones de la Cabalgata de la Fe hacia la Difunta Correa. Vivieron esta experiencia de manera diferente, pero comparten una conclusión. Los 3 coincidieron en que sin el apoyo familiar no hubieran logrado participar en esta travesía por tanto tiempo. Son Ernesto Frau, Enrique Tapia y Alberto Rizzotti que ya se están preparando para hacer de nuevo la cabalgata que este año celebrará sus Bodas de Plata. Se realizará del 4 al 6 de abril.
Ernesto Frau no pudo dejar de emocionarse cuando miró las fotos de la primera cabalgata que se hizo en 1989 y gracias a su iniciativa. Dijo que se siente orgulloso de que esta manifestación de tradición y fe se haya mantenido por medio siglo, y de haber podido ser parte de la misma año tras año. ‘Un año me dolían mucho las rodillas y pensé que no iba a aguantar cabalgar los 63 kilómetros hasta la Difunta, pero mi esposa e hijos me convencieron diciéndome qué cómo no lo iba a hacer si había sido el creador de la idea. Ese año me acompañaron todos para darme ánimo’, dijo Frau.
Enrique Tapia, también estuvo varias veces a punto de no participar de la odisea, pero gracias a su esposa e hijos continuó con esta tradición. ‘Los años no vienen solos y a uno le da miedo no tener los mismos reflejos o capacidad para dominar el caballo. Cuando dudé en cabalgar, mi esposa e hijos decidieron acompañarme durante todo el trayecto. Creo que esta cabalgata sirve para defender la tradición, mantener la fe y unir a la familia’, dijo el expresidente de la Federación Gaucha Sanjuanina.
Pese al infarto cerebral que sufrió hace un tiempo, Alberto Rizzotti, este año volverá a participar de la cabalgata a la Difunta Correa como lo hizo los años anteriores. Esta vez lo hará en auto, pero como siempre con la compañía de su familia que le prometió continuar con esta tradición ‘hasta que Dios quiera’.
